XX.

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Título: Joven y hermosa.
Palabras: 670.
Aviso: AU! Fantasy! / Mención de Dabi como Touya Todoroki.

Del mismo carmesí que teñía los mechones de Enji se vestía la luna aquella sombría noche, esa tonalidad que manchaba las telas blancas se derramaba de la herida en tu muñeca y no interrumpía el flujo de sangre que caía sobre el caldero humeante fr...

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Del mismo carmesí que teñía los mechones de Enji se vestía la luna aquella sombría noche, esa tonalidad que manchaba las telas blancas se derramaba de la herida en tu muñeca y no interrumpía el flujo de sangre que caía sobre el caldero humeante frente a ti. El viento sopló, desordenando tus mechones sueltos, llevándose los irascibles sentimientos que viajaban por tu cuerpo cuando recordabas los amargos comentarios de esa estúpida que pretendía intimidarte, quitándole el mérito a lo que habías logrado fruto de tu esfuerzo.

En ese mundo dominado por las criaturas sobrenaturales solamente los débiles morían, como consecuencia directa de la selección natural, que lavaba esos miedos con la lluvia ácida que empezó a descender del firmamento negro. Eras una bruja aprendiz, que poco a poco iba escalando en esa rígida jerarquía de poder, enamorada de un influyente caballero de fuego. Recitaste el encantamiento que ese adorado libro forrado en cuero de gnomo tenía escrito, moviendo los dedos encima del líquido verdoso, vertiendo las pociones y riendo cuando empezó a cambiar de color, obsidiana púrpura que desprendía aroma a muerte. Porque a pesar de ser una hechicera blanca, poseías el conocimiento para manipular a tu merced las artes oscuras: levantando difuntos, conduciendo a la locura a tus enemigos y maldecir a quienes frustraran los meticulosos planes que tenías.

Te pusiste de pie, sacudiendo los restos de césped en tus piernas desnudas porque vestías únicamente con tu ropa interior para que ese sacrificio fuese bien recibido por tus diosas que contentas yacían en el celeste, moviendo sus hilos para manejar la situación a tu conveniencia—. Alabadas sean las brujas supremas que bendecirán mi petición.

— ¿Era necesario hacer todo eso? —indagó Endeavor, asomándose en el marco de la puerta que conducía al jardín donde permanecías, bañándote en la tenue llovizna.

—Sabes que sí —dijiste, colocándose la túnica de encaje negra que descansaba sobre la mesada.

—Desde que te confesé mis sentimientos y comenzamos a salir como pareja he sido honesto, revelando mi pleno sentir para ti —recordó, sujetando tus hombros y clavando sus abrasadores orbes incandescentes en tu rostro—. Comentarios como esos no deberían llegar a tus oídos.

—No pensaba quedarme de brazos cruzados cuando esa idiota seguía difamando mi imagen en la comunidad mágica —exclamaste, tus cejas frunciéndose al mencionar a la espina de tu vida.

—Escúchame bien porque no lo repetiré, porque ese asunto está más que arreglado —exigió el varón, agarrando su barbilla y suavizando la dureza que acostumbraba a llevar en sus facciones—. Te amo porque eres tú, no porque seas joven y hermosa. Allá afuera hay muchas mujeres así, pero eres tú quien ocupa mi corazón. La que me mira y me muero de emociones que todavía me cuesta explicar, la misma que me sostiene cuando estoy a punto de derrumbarme.

Te sonrojaste, sonriendo, ocultando el rostro en su musculoso pecho mientras que te abrazaba como si el mundo dependiera de aquello. Escuchabas las gotas descender, el olor a humedad mezclándose con la deliciosa fragancia a canela y manzana impregnada en el cuerpo ajeno. Demasiado vulnerable como para apreciarle, porque de seguro llorarías, de la misma manera que sucedió cuando te pidió que fueras su esposa y compañera de vida. Socialmente, estaba mal visto que un caballero y una bruja estuvieran juntos, era un sistema bastante estático que no admitía esa clase de uniones por los híbridos que resultaban de ellas.

—Al final del día, cuando estoy agotado de las mismas cosas y la presión me subleva, regreso a ti, sintiéndome diferente... como un adolescente que está enamorado de la chica más preciosa de su clase —murmuró, besando su cabeza, consintiendo que oyera los veloces latidos de su corazón—. Sueno tan cursi que si Touya y Natsuo me escucharan se burlarían de mí.

— ¿Acaso es difícil que mi Enji se ponga sensible y meloso? —bromeaste, picoteando su mentón con tus carnosos labios entre risas.

—Una verdadera hazaña, mi amor. Hallarte fue como encontrar las piezas de mí que creí perdidas.

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Mírame ↳ Enji Todoroki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora