Título: Amor.
Palabras: 1100.
Aviso: Dabi es Touya Todoroki.
Este one shot corresponde a universo con quirks.Suspiraste con resignación, no encontrabas la manera de aplacar tu abundante cabello negro que caía en voluminosos y brillantes rizos sobre tu lindo rostro. Tal vez si decías que llevabas una hora intentando peinarte para lucir presentable era poco, sin mencionar que el vestido de orquídeas violetas que te obsequió Enji no hacía más que lucir tu esbelta figura que destacaba de entre el promedio de japonesas delgadas y menudas. No es que tenías la envidiable figura de Mirko, ojalá, se trataba de que medías alrededor de 1,80. Lo cual era difícil de disimular en una sociedad donde los afilados ojos de la crítica y sus lenguas que goteaban veneno yacían a la expectativa de que cometieras el mínimo fallo en cuanto a estética para destruirte en los portales de farándula de todo el país. Digamos que, un rostro cubierto de pecas, labios carnosos, piel morena y tus largos bucles azabache eran el centro de atención cuando no estabas salvando a alguien o luchando contra los villanos.
Así que, en líneas generales, no podías alegar que eras una mujer precisamente discreta, recatada y callada como se deseaba. Tampoco los culpabas, Rei era preciosa, con sus cabellos blancos, tez pálida y unos despampanantes orbes grisáceos que perforaban tu alma... ah, por eso te sentías intimidada. Ya existía un estándar, que era casi imposible de superar y aunque la ex de tu adorado novio fuese un melocotón recién cortado, te desagradaba en demasía cuando empezaban las comparaciones. No. Jamás serías como ella, ni te acercarías al estereotipo de esposa perfecta que la cúpula elitista quería para el héroe número uno.
—Son todos unos hipócritas —resoplaste, colocando un prendedor dorado y dando por finalizada esa batalla contigo misma—. Primero lo desacreditan por no ser políticamente correcto y ahora quieren besarle los zapatos.
A veces odiabas ese entorno en el que creciste, colmado de apariencias y máscaras falsas que se caían cuando le dabas la espalda. Quizás por eso te fijaste en el pelirrojo en primer lugar, porque su manera de ser siempre había sido genuina y sus iris índigo transparentes. Porque desde que percibió esa chispa especial en ti, una confianza singular nació entre los dos, ese semblante frío y distante no duraba demasiado cuando le sonreías, entregándole un café con azúcar y galletas para combatir su malhumor constante. Por eso eras la afortunada que él escogió sin titubeos, a pesar de la polémica que conllevó tal revelación inesperada.
—Hey —llamó Touya, que por alguna razón que desconocías no llevaba la corbata turquesa, sino la camisa desabrochada—. No te preocupes por el que dirán, suficientes escándalos le hemos dado a la prensa para que se diviertan un rato. Creo que es momento de comenzar a vivir sin pensar en ello o en el pasado.
— ¿Touya? ¿Acaso me estás dando un buen consejo? —interrogaste, la expresión que pusiste fue un poema para el adolescente que soltó fuertes carcajadas y deseó tener su teléfono para capturar unos buenos memes.
—De verdad. Y no, no es un consejo. Es un comentario "alentador" —corrigió, checando la hora en su reloj de muñeca—. Pero en serio, he lidiado con eso desde que entré a la pubertad y se me presionó para cumplir un sueño que ni siquiera me pertenecía. Aunque ya no guardo rencor, decidí dejarlo fluir como Heráclito y que el destino me sorprenda.
— ¿Cómo te va con eso? —no pudiste evitar indagar, llena de curiosidad mientras guardabas las cosas más esenciales en tu bolso de mano.
—Bien. Perdoné a mi padre, tengo una buena relación con mi mamá, mis hermanos han sabido superar sus propios demonios y por primera vez en tanto tiempo, siento que la esperanza me abraza y no me soltará —respondió pausadamente, tomando una bocada de aire cuando finalizó y sonrió de lado al lado opuesto.
Era cierto que los Todoroki habían estado atrapados en una cápsula de toxicidad, miseria y oscuridad que los marcó enteramente. Todavía se podían atisbar las grietas en sus almas, sin quebrarse; de iluminación intermitente, sin apagarse. Cuando te adentraste en su pequeño mundo era un jardín caótico, de preciosas flores multicolor y denso follaje desordenado en espiral por su extensión, incluyendo altos robles que daban sombra y pajaritos posados en las ramas entristecidos, que luego cantarían alegres cuando alguien se diera la tarea de ordenar, limpiar, regar y darle la luz necesaria. Porque todo tiene solución. Tú creías en el renacimiento a través de la curación del alma y esa segunda particularidad que escondías con recelo había ayudado en el proceso.
Le quisiste dar las gracias, porque aquello no se veía todos los días y era hasta cierto punto imposible, sin embargo, ya no estaba. Por lo que miraste tu reflejo en el espejo, cambiando esa perspectiva que tenías de ti misma y sonriéndote, amándote con cada aspecto que te hacía única en el mundo. También comprendiste porque Enji había seleccionado esa llamativa y elegante prenda para que la usaras en su cena, donde anunciarían su compromiso.
Esa eras tú, una hermosa mujer de cálida tez que convertía en agua los glaciales de su corazón, de fuertes manos que lo estrujaban en un abrazo cuando se sentía derrotado e incapaz, de sentimientos tiernos y dulces que eran bálsamo para la melancolía. No podía encontrar una persona similar, ni quien te igualara, porque tu cualidad más deslumbrante era ser auténtica en su vida infestada de mentiras, orgullo y tristeza.
—Así como una epifanía, fui esclarecido con las respuestas que una vez di al cielo para que me confortara en mi soledad y amargura —te dijo el varón, con sus escleróticas cristalizadas por las lágrimas y acunó tus mejillas en sus grandes manos para que no perdieras el hilo de su arrebatado de honestidad—. Porque me enseñaste que a pesar de mis equivocaciones y faltas que ni yo me perdonaba, merezco ser amado y puedo estar asustado, queriendo refugiarme en ti, a quien elegí como compañera de vida, que con sus sonrisas aflojo el nudo en mi pecho y con el morenito de su cara vi un atardecer que me quitó la respiración. Eres tú lo que he soñado y por eso, quiero que te cases conmigo.
Su declaración te había hecho comprender que no faltaba nada más cuando lo tenías a él, su amor y una familia que te habían mostrado sus almas. Es así como tu particularidad había surtido efecto, aunque llevó tiempo, trabajo y esfuerzo. No recordabas las aberturas que vislumbraste al principio, porque Enji Todoroki era un hombre nuevo por ti.
—Sí, quiero casarme contigo y ser la mujer más feliz del universo.
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Mírame ↳ Enji Todoroki
Fiksi PenggemarEscenarios donde el flamante héroe número uno y tú viven diversas circunstancias, todas bajo el desarrollo de un sentimiento. 🔥BNHA Fanfiction / Personaje x Lectora. 🔥Partes cortas / Drabbles. 🔥Cover and banner by @orpheus_s