XV.

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Título: Atrapados.
Palabras: 780 / Drabble.
Aviso: AU! Sin quirk / Lime!

Enji gruñó, arrojando los folios que habían enviado a su oficina en la casa y se frotó el puente de la nariz, marcando un rápido y cortante mensaje a su socio para que pusiera todo en orden porque entraría en una crisis nerviosa si esos incompeten...

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Enji gruñó, arrojando los folios que habían enviado a su oficina en la casa y se frotó el puente de la nariz, marcando un rápido y cortante mensaje a su socio para que pusiera todo en orden porque entraría en una crisis nerviosa si esos incompetentes seguían enviando esos reportes tan espantosos. Tal vez debía hacer un rotundo cambio de personal, aunque eso ni siquiera le hacía cosquillas a su buen humor y para su fortuna, distinguió los masajes de la responsable en sus hombros y el alivio se prolongó por los acalambrados músculos, suspirando de complaciencia por lo atenta, exquisita y apacible que ella podía ser con él, aún cuando en el fondo, la inseguridad le consumía.

Recostó su cabeza contra el acolchado de la poltrona, apartándose de la asfixiante bruma del trabajo y se dejó hacer cuando (Nombre) acarició la nuez de adán, mandíbula y los labios, recibiendo como respuesta gruñidos de gusto que lo hacían asemejarse a un tierno felino en busca de mimos. La muchacha hizo círculos en los cachetes, repasando la cicatriz que cruzaba su rostro y sintió que le dio un reguero de besos húmedos en la zona del cuello, siendo reclamada por esa deliciosa boca tan codiciosa que la engatusaba, pidiéndole más.

—Suficiente de revisar informes por hoy, necesitas despejarte un poco —exigiste, sentándote en el borde de su escritorio de metal y le sonreíste, cruzándote de brazos.

—Babygirl, le he pedido a Takami que se encargue de esto, me encuentro demasiado cansado como para seguir corrigiendo errores que son de principiantes a estas alturas —le tranquilizó, subiéndole la falda a la cintura y frotó las ásperas palmas por los tramos de piel.

Roroneaste, jadeando de la excitación cuando sentiste los besos del mayor en el inicio de tu escote, mientras tanteaba la parte inferior, tu intimidad empezaba a calentarse. Ese juego era un secreto entre ambos, llamándose como en los roles que le propusiste al comienzo de su relación por tu peculiar afición a ese fetiche, pero en público aparentaban ser una pareja normal con apodos como cielo y amor.

—No cierres los ojos, quiero que me sostengas la mirada —ordenó el pelirrojo, arrancando las bragas de encaje sin detenerse a considerarlo y chillaste un quejido, dispuesta a regañarle cuando tanteó el botón de placer.

—Cielo, cualquiera puede entrar y sorprendernos en una situación vergonzosa —dijo la de largos cabellos, gimiendo suavecito cuando las falanges del varón arremetieron con fuerza, enfocándose en ese lugar que la hacía morirse del gusto, un penoso sonrojo decorando su faz.

—¿Y eso cuándo te lo ha impedido? —espetó, arqueando una ceja y sonriendo con picardía. Le parecía magnífico como te adecuabas a una posición sumisa, teniendo la certeza de que jamás te haría daño— Eres una niña muy mala a la que tuve que imponerle carácter y disciplinar. Hay que refrescarte la memoria, eras tú quien me insistió que te cogiera cuando cortaron la electricidad y mis hijos podían escuchar hasta lo mínimo, tuve que taparte la boca para que no oyeran tus respiros acelerados.

El término en inglés de su rol se derramó de tus labios inflamados por los besos intensos y mordiscos que te proporcionaba para que cedieras a su pecaminosa petición. Aunque, retiró los dígitos de tu entrepierna, concentrándose en despojarse de las capas de tela que cubrían su enorme miembro—. Eres un...

Todoroki se disponía a reprenderle por su rebeldía, encantado por esa actitud insolente que ella tendía a mostrar en reiteradas ocasiones y poder disfrutar de la calidez de su acogedor interior cuando Touya abrió la puerta, atravesando el umbral con los orbes igual de turquesas que los suyos clavados en el teléfono. Hasta que percibió el sonido de algo caerse, enfocándose en el notable rubor de su progenitor y la joven mujer que alisó su falda con premura, fijándose de que esos dos se traían algo entre manos cuando lucían muy agitados, con la tez teñida de bermellón y los nervios haciéndoles temblar.

—Que asco, tengan la decencia de hacerlo cuando no estemos por aquí —se mofó el azabache teñido, regresando sobre sus pasos y les dio la espalda, pensando como se quitaría esa imagen tan traumática de la cabeza—. Por cierto, a lo que venía, Shoto se fue a una fiesta y me llamó para que lo buscara, creo que se ha tornado demasiado turbio para él.

(Nombre) se peinó los rizos, intentando estar presentable a pesar de que aquella escena produjo que el alma se le escapara del cuerpo y Enji continuaba en la misma posición, tapando su erección con una carpeta de cartón—. ¡Usa el cinturón de seguridad y no conduzcas a exceso de velocidad!

—Sí, como sea, mamá.

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Mírame ↳ Enji Todoroki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora