Musa, beso y teclas.

Alma.

Alma tuya y mía somos. Alma de a dos, de ahora, de horas o siempre. Siempre tú y yo, ¿qué somos? No gemelos porque irreconocibles somos, o tiranos y plebeyos, lejanos, diferentes, eso somos. Vagas tardía en mis atardeceres que ya no dan para más, estás, y te veo y sé que estás, y te ignoro mientras me sigo perdiendo en el sigilo de mis penas diarias... pero no, estás de nuevo y esta vez, no te vas. Vacías a un mundo donde sólo importan tu perfecta boca y mi pulsante corazón, desenfrenado por y para ti. Y tú que estás latente en estos insomnios de un errante sin intenciones más que la luz de una piel como la tuya, de unos ojos y unos besos como los tuyos... de un alma como la tuya. Quizás sólo seas el reflejo de alguien que ha muerto en la soledad, quizás seas una ilusión, un paso, una ilusión. Pero aquí estoy yo, viéndote con otras manos y tocándote con otros ojos, porque eso somos... alma tuya y mía somos.