Y no...

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Es que muy bien conoces mi puro y terco amor. Ves y sientes la gloriosa cama en que me postran tus desdichas, me apagan y rejurgitan los sucesos estúpidos que mi alma cometió en tu ausencia, entonces llegas y me hablas y me paralizas y divisas en mí tu sueño. Salto y bailo resonante en búsqueda de lo que ya encontré. Alardeo campante mi más anhelado querer a todos los poco agraciados que a mi torno se postran. Le grito al suelo, beso a la tierra, camino loco y acabo esta guerra... encuentro a mi tregua en tu agitado y salvaje ser. Pasiva y no pasiva me ves. Me abrazas y sueltas, besas y desbesas a mis brazos que te juran tener. Te amo y no, te extraño y no, te necesito y no... ¡Oh! Tonta vida en la que me tocó perder; hermosa la vida en que se te hizo querer. Calma... siempre calma... calmada observas a lo que te juro siempre amar. Miras mis ojos, tomas un trago de aire y un suspiro de ensueño y entonces... entonces me besas y no. Entonces me besas y desbesas, me abrazas y sueltas y caigo eterno en una jungla de sentires sombríos donde ya no estás. Separas tus labios y tu cuerpo y tus manos de mis labios y su carnal esencia. Separas tu aliento de esta boca sedienta de luz y de tu boca. Y caigo y no, me muero y no, me olvidas y no... y entonces... entonces me tomas y me alzas sobre estas nubes que cubren al averno, me tomas y susurras: "nunca me iré", y te veo y no, te agarro y no, te leo y no... entonces te beso y toco y siento tu piel, tus ojos, tu cabello, tu ombligo y tu pecho. Te miro y te arranco a besos el olvido y la fría brisa que escala tus labios. Respiras y me abrazas, suspiras y me sueltas y me suelto y nos soltamos. Eviterno frenesí creo que es, pero no, te yergues sobre mi y el sol reacio através de mi ventana golpea tu afródico rostro, me ves con no sé qué que me abates sobre el lecho en que descanso, te quedas quieta y te amo y no, te extraño y no, te necesito y no y no ¡Y no! ¡No! ¡Te tomo, te beso y desbeso, te abrazo y suelto y me sueltas y nos soltamos! ¡Beso tu cuello y no, besas mi mejilla y no, besamos nuestros labios y no, y no! ¡Y no! Entonces... entonces te levantas y me extrañas y te extraño, te acercas y alejas pero no, no me abrazas... te despides de mis labios como del día. Veo a tu menta y tu vainilla esparcirse por mi permanente aire nocturno. Y no... me despido igual del lúgubre sabor a lejía de tu ausencia y lejanía, tu inocencia y no, con tu aroma y sin tu aroma, a tu vainilla y... no.

Musa, beso y teclas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora