Día cuatro sin ti:
Tengo sed de eternidad. Tu piel hace las veces de resaca y ya no soporto esta sobriedad, necesito tu esencia en el ajetreo famélico de mis días. Los hermosos segundos antes de caer ante el sueño me otorgan un poco más de fantasía e ilusión, pués tu silueta toma el mismo color de la luna, y así voy; así duermo, deseando alcanzar a mi único faro de luz en este fóbico crepúsculo. Estoy huérfano de vida; huérfano de abrazos... huérfano de ti. Las horas van a un paso disgustado. La noche me murmura hermosos recuerdos. El reloj se enoja con mi bolígrafo porque hasta ahora, van más letras que segundos en un día, le enfurece, se niega a seguir contando mis minutos llenos insertidumbre y soledad, va más lento. Las horas son otoños, las palabras golpes y cada día es otra tragedia. Mis labios añoran tu cuello y no hacen más que maldecirme por no estar contigo. Ya empiezo a delirar, mi amor, y solo van cuatro días... cuatro malditos y dolorosos días.
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Musa, beso y teclas.
PoesíaRecopilación de una serie de poemas de verso libre inspirados en la locura y calma de ella, en su ser, en ella misma, en su cielo y en su averno.