Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
02.- El beso zombi
Juleka había temido uno de aquellos enormes y caóticos despliegues de Marinette para elaborar un plan con el que ayudarla con Rose; sin embargo, estaban las dos solas en su cuarto. Mientras su amiga recolectaba cosas para comer, Juleka, curioseó el mural de la pared. A penas había foto alguna de Adrien y eso era sorprendente, porque aquel corcho enorme siempre había sido prácticamente un mural en exclusiva sobre él.
Creía que lo de olvidar a Adrien no iba en serio, que tenía simple curiosidad por Luka y quería tontear un poco con él. No la culpaba por ello, estaba bien que Marinette quisiera probar suerte en otro lado, la comprendía. Aunque, si dijese que no le preocupaba que le hiciese daño mentiría. Luka estaba coladísimo por ella, había sido un amor a primera vista fulminante por alguien que difícilmente llegaría a corresponderle. No quería que Luka sufriese, por mucho que apreciase a Marinette no dudaría en echarla de su vida de una patada si aquello ocurría.
—Té helado y tartaletas de fresas —anunció subiendo la escalerita—. Oh, ¿mirabas las fotos?
—Lo siento, no estaba curioseando.
—No pasa nada —replicó cerrando la trampilla con el pie con maestría—. Estoy redecorando el cuarto, quitando lo que me hace daño y sustituyéndolo por cosas que me hacen feliz.
Se tragó el "mi hermano no es una cosa" que amenazaba con huir de entre sus labios, porque en realidad, su amiga estaba hablando de fotos y recuerdos.
—He empezado con lo más fácil, las fotos. Creo que necesitaba un poco de variedad, más amigas y menos problemas.
Dejó la bandejita que cargaba sobre el diván y le sonrió con gesto infantil.
—Siéntate, mi cuarto es tu cuarto.
Obedeció, sentándose en el suelo como siempre hacía cuando se sentía insegura, abrazándose las piernas, y la observó en silencio esperando a que se desencadenase el caos.
—Bueno, cuéntame, ¿desde cuándo te gusta Rose?
Las mejillas de Juleka se tiñeron de rojo al instante, el tono de Marinette no era, precisamente, curioso así que se preguntó si ya lo sabía, si se le notaba tanto y desde cuándo lo sabía.
—Hace un tiempo —contestó de manera imprecisa—, ¿eso importa?
—Sí, no... No realmente, es sólo que tengo curiosidad.
Era una mentira evidente. La conocía lo suficiente como para poder leer entre líneas y captar lo que no decía. Juleka suspiró y se abrazó las piernas con más fuerza como si quisiera encogerse hasta desaparecer.
—Creo que desde siempre —musitó con tono a penas audible—, pero no quería verlo.
—Y ¿qué ha cambiado?
—Rose me besó.
Marinette soltó una exclamación, se abalanzó sobre ella en una de aquellas muestras de sorpresa exagerada típica suya y le sonrió.
—¿Qué? ¿Cuándo?
—No era ella exactamente —replicó incómoda—. Fue cuando akumatizaron a la señorita Bustier y acabamos siendo zombis besucones.
—Oh.
Juleka se preguntó qué pasaba por su cabeza en aquel preciso instante, porque parecía tan sumamente feliz con eso que daba un poco de miedo.
—¿Qué tipo de beso?
—¿Me lo estás preguntando en serio?
—¡Sí! Iván y Mylène están juntos desde aquel día, descubrieron que se querían gracias a Zombizou.
—Rose y yo no somos como Iván y Mylène —protestó, olvidándose de sus piernas, agarró a Marinette por los hombros con fuerza—. Somos dos chicas.
—¡Juleka! No seas boba, qué importancia tiene eso.
—Que a Rose quien le gusta es Alí, no yo. Fin de la historia.
—¿Qué tipo de beso? —insistió Marinette.
—Uno. Corto.
Farfulló algo ininteligible que pretendía ser un "en los labios". La había pillado tan por sorpresa que por un momento se había olvidado de los zombis besucones en los que se estaban convirtiendo todos.
Siempre había tapado aquellos sentimientos por Rose con una amistad larga y sincera, porque era cómodo, no la obligaba a arriesgarse, le dejaba estar a su lado sin riesgos ni situaciones incómodas. Pero aquel beso breve en los labios había avivado las brasas que con tanto cuidado contenía y las había convertido en un incendio imposible de sofocar. Ese beso la había obligado a admitir que eran amigas, pero que no era eso lo único que quería ser para Rose. Cuando Ladybug los salvó a todos le preguntó a Rose por el beso y ella con timidez se había disculpado asegurando que no recordaba nada.
Un beso en los labios que, Juleka, estaba segura que había sido de mera casualidad, que Rose había alcanzado sus labios porque era lo que le quedaba más a mano.
—Ya lo entiendo —susurró Marinette como si hubiera estado leyendo sus pensamientos—. No creo que Rose esté enamorada de Alí, juraría que sólo le admira, tienen cosas en común y nada más.
»Deja que te ayude, ¿vale? Pondremos en marcha la "operación Rose".
—Sólo necesito que me ayudes a fingir con Luka y que me hagas de coartada si lo necesito.
—En eso también, pero deberías intentarlo. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
—Que me odie.
—¡Anda ya! Rose nunca te odiaría, os recuerdo juntas desde siempre —replicó con tono tranquilizador—. Ninguna amistad real se rompería por algo así, en caso de que Rose no sintiera lo mismo seguiría estando a tu lado y apoyándote.
Juleka le miró con el ceño fruncido, sacudió la cabeza y suspiró.
—No todo el mundo es como Luka.
—¿Por qué dices eso?
—Luka te quiere, pero aún y así se quedaría a tu lado como un buen amigo si Adrien y tú fueseis pareja —barbotó a toda prisa sin atragantarse con las palabras—. ¿Crees que eso es algo que hace cualquiera? Ya te digo yo que no.
—Yo apoyo a Adrien con Kagami.
—No es lo mismo.
Marinette le dio un abrazo y le sonrió como si lo que decía fuese una enorme estupidez.
—Tranquila, lo arreglaremos.
Juleka ya no estaba segura de si quería que Marinette le ayudase o prefería que se olvidase del tema; sin embargo, agradeció el cambio de tema hacia algo más tranquilo y alejado de sus sentimientos e inseguridades. Una tarde relajada con una amiga siempre era agradable.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Segundo día, segundo capítulo. En realidad, no se ve dónde besa Rose a Juleka, pero el que se tape los labios siempre me ha hecho pensar que ahí donde la besa.
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Nosotras
Fiksi PenggemarJuleka tiene miedo de los sentimientos que crecen en su interior. Miedo a lo que implican. Miedo al rechazo. Miedo a que, Rose, al descubrirlo le dé la espalda. Un miedo que sabe que es en parte absurdo, pero del que no puede deshacerse. ¿Cómo puede...