𝟎𝟎𝟐.

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Hoshi veía al moreno cruzar la calle a pasos lentos pero largos, lo que para ella serían pasos largos y rápidos. Al ver que ya no se voltearía, su sonrisa abandonó su rostro, dio un último suspiro antes de colocarse sus audífonos y subir todo el volumen.

Con cada paso que daba cada vez parecía arrepentirse más de haber rechazado la oferta de Aomine de quedarse en casa. Aunque hoy debía venir si o si por un estúpido examen, porque o si no se hubiera quedado en casa disfrutando de la compañía del moreno.

Sus pasos se volvían rápidos y descuidados al atravesar el patio de la escuela que debía cruzar para llegar al salón, solo para evitar aquellas miradas. Realmente era terrible esa sensación de sentirse más segura en la calle que en la escuela, aquella misma que debería poner todo de su parte para que sus alumnos se sientan y estén seguros. . .

Sentía las miradas de todos sobre ella, debían estar haciendo miles de comentarios vulgares sobre su cuerpo y su uniforme, pero mientras no los escuchara todo estaría bien. Varias de sus compañeras llevaban el uniforme igual que ella, no entendía por que solo se iban contra ella, de todas maneras no es que tuviera ganas de averiguarlo.

Llegó hasta los casilleros para ponerse los zapatos de interiores con rapidez para no toparse con nadie y poder ir rápidamente hasta su salón y donde la misma historia se repetía; "ojala te mueras" "puta" "bastarda inútil" todas esas cosas y miles de insultos más estaban escritos en su mesa y debieron ser la mismas cosas que le gritaron en la entrada y los pasillos.

Con delicadeza guardó los audífonos y de su mochila sacó una cajita con pañuelos húmedos para empezar a limpiar su pupitre como si no fueran más que simples dibujitos, aunque al final del salón se escuchaban las risas burlescas de algunos de sus compañeros recordando que no eran "simples dibujitos". Estaba tan acostumbrada a estas cosas que ya le habían dejado de importar. . . O eso quería hacerles creer, desde eso empezó a suceder solo llegaba a encerrarse a su cuarto a preguntarse "Por qué me pasa esto a mi" había perdido el apetito y se había distanciado hasta de sus padres.

—Hoshi, preciosa ¿Te ayudo con eso? —una mano el doble de grande que la de ella intentó arrebatarle el pañuelo.

—No y Haizaki recuerdo haberte dicho varias veces que no me llames por mi nombre de pila porque no eres nada mío, ni mi amigo, ni mi novio y ni siquiera somos compañeros —añadió con voz arisca, muchos decían que su carácter había cambiado, pero no, siempre había sido igual de indómito.

—Solo porque tu no quieres, porque tu sabes que si anduvieras conmigo nada de esto te estaría pasando —dijo sonriendo pasando el dedo por la mesa, pensando que tal vez hoy tendría un poco de suerte con la chica.

—Exactamente, no quiero, si quisiera un acoston de cinco minutos... Y si es que no es menos, busco a alguien que haga bien el trabajo. Prefería que todos los imbéciles que hacen esto me fueran a fastidiar a mi casa antes que vender mi dignidad por andar con un tipo como tú —sus duras palabras salían como balas dañando el ego de Haizaki.

Haizaki se había empeñado en tener a Hoshi, él jamás creyó en los rumores que se habían esparcido sobre la chica aunque fueran malos o terribles o algunos adulándola, de manera vulgar.

Para él, Hoshi era "una perra con clase" y se merecía respeto por ello, a ella jamás la "insulto" o golpeo como con otras mujeres.

—Lo de cinco minutos me ofende bastante... Si no hubieras sido tu créeme que le hubiera-

—Sabes... Solo eres atractivo cuando tu estúpida boca está cerrada y última cosa ¿Sabes a donde se va toda la mierda? Si, se junta en un increíble rio de mierda, justo ahí, puedes ir a decir las estupideces que tenías pensado decirme —Hablo sarcástica mientras lo miraba a los ojos y tirando la bolita de pañuelos al basurero.

blue eyes | daiki aomine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora