𝟎𝟎𝟒.

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—¡Mamá! —se quejó la pelinegra siendo arrastrada por su madre.

—¡Hoshi para tu show!

Hace un par horas su madre fue a sacarla de su antigua escuela y no solo eso, todas las chicas y chicos que la agredieron fueron expulsados o reprendidos gravemente y para los chicos que intentaron aprovecharse, la madre se encargaría de hacer los trámites correspondientes, y si intentaban hacerle una contra demanda por lo de Aomine ella se encargaría de defenderlo personalmente, después de todo ella dirigía un departamento de abogados.

—Me merezco unas vacaciones, deja que esté unos días sin clases ¡Porfis!

—¡Un reclamo más y olvídate de salir con Momoi-san y Aomine mañana!

—Pero si tu dijiste que debería salir...

Solo le dio esa mirada que tienen todas las madres esa que claramente dice "Ni se te ocurra responder" y tocó la puerta para ingresar a la oficina del director de Tōō. Al abrirse la puerta Hoshi tuvo que contener la risa. Era el ser humano más anciano que había visto. Sus ojeras eran más largas que las de ella, y su nariz competía por llamar la atención.

La mujer contaba la historia de su hija en su antigua escuela. El director miró a la chica enfrente de él con compasión, miraba las heridas de su rostro y las de su alma. Era una habilidad que adquieren los seres humanos con el pasar de los años, conocimiento de sólo unos pocos.

—Veo que no la has pasado bien... Eres muy fuerte chiquilla, pero a veces necesitamos un poco de ayuda. Te voy a preguntar algo y quiero que me mires solo a mi cuando me respondas... ¿Quieres recibir ayuda psicológica? Aquí en la preparatoria tenemos psicólogos profesionales con los que puedes hablar en cualquier minuto.

—Eso me gustaría... Muchas gracias.

—Entonces será un placer ayudarte y tenerte en esta preparatoria.

Luego de terminar la entrevista, el director propuso que podría empezar a asistir desde la próxima semana o si le era más cómodo ir cuando las marcas de rostro desaparecieran por completo, pero de aquí hasta la otra semana ya estarán borradas, Momoi le había dado unas vitaminas y unas cremas que le ayudaban cuando la golpeaba algún balón.

—Estoy feliz que hayas aceptado la ayuda y también estoy feliz que hayas vuelto a hablar con los chicos —dijo acariciando la mano de su hija mientras conducía de vuelta a casa.

—Pero si con Aomine llevo hablando desde hace como dos semanas —al oír eso su madre sonrió, por el pequeño sonrojo de Hoshi.

—¿Aún te gusta?

—¿¡Gustarme Aomine!? ¡No! ¡Qué asco! —Hoshi empezó a hacer arcadas, sí definitivamente no le gustaba—. ¿¡Además cuando me gusto!?

—Es que antes eran muy unidos por eso yo pensé...

—¡Normalicen las amistades entre hombres y mujeres por favor!

***

El moreno se encontraba desde la azotea viendo como Hoshi se subía al auto con su madre, su cabello se movía con elegancia, como si lo estuviera seduciendo a propósito. Aunque tratando de ignorar lo linda que se veía desde lo lejos pensó en que ya debieron inscribirla; sus labios se curvaron en una sonrisa al saber que ahora estaría segura, además quien no se alegraría en tener a sus dos amigas en su misma preparatoria.

Pero su momento de tranquilidad, donde solo se dedicaba a mirar y inspeccionar cada hermosa facción del rostro de Hoshi, se vio interrumpido cuando sintió a alguien subir por la escalera, y dobló su cuello para ver quien era; era la chica a la que había empujado ayer y venía con un bento de comida. Simplemente la ignoró y siguió viendo a la hermosa pelinegra que jugaba en la puerta del auto.

blue eyes | daiki aomine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora