blue eyes | daiki aomine.

𝟎𝟎𝟕.

Una gota de sangre bajaba por la nariz de la pelinegra, causando pánico en el moreno, su rostro no solo mostraba miedo gracias a la actitud de Hoshi si no que por esa gota roja apunto de llegar a su labio.

—Hoshi te está sangrando la nariz. . .

Ella pasó su mano para limpiarse pero la sangre no paró de salir, ambos miraban como la sangre empezaba a gotear en su uniforme y un sabor metálico inundó la boca de la pelinegra, inmediatamente sintió un mareo y con ello llegaron las náuseas. Ya apenas se podía mantener de pie.

—Debemos ir a la enfermería —hablo mientras intentó agarrarla.

—¡No me toques! —al quitar su brazo perdió el equilibrio cayendo al suelo, todo a su alrededor giraba solo podía ver la cara de preocupación del moreno intentando alcanzarla mientras que ella se arrastraba por el suelo.

—Puedes seguir gritándome después, ven vamos, rápido —sin dejarla discutir la tomo como a una princesa, y empezó a caminar rápido hacia la enfermería.

Hoshi apretaba su nariz intentando no manchar la camisa del moreno e intentando no pegar mucho su cabeza contra él. Su cabeza estaba en movimiento dándole aún más mareos, cosa que él noto y afirmó la cabeza de Hoshi contra su hombro.

Los demás estudiantes salían de sus salones a ver como Aomine cargaba a Hoshi con cara de preocupación, todos empezaron a murmurar cosas alrededor de ellos; "Ahomine le pego a Mochizuki-san" "siempre he sabido que el tiene arranques violentos" "tal vez solo se cayo" "yo los escuché discutir" podría perfectamente gritarles que se callaran pero ahora eso no era importante.

Aomine pateó la puerta de la enfermería asustando a la enfermera y recostó a Hoshi en la camilla. La enfermera se dio cuenta de la cara de terror que traía Aomine, sus ojos estaban vidriosos y sus labios estaban curvados con la intención de formular una palabra.

—De repente le empezó a sangrar —logró decir —. No se podía ni mantener de pie.

La enfermera sacó un algodón del botiquín y se lo entregó a Hoshi.

—¿Mochizuki? —ambos asintieron —. Dime cuántos dedos ves. . .

—Cuatro.

Aomine abrió los ojos con preocupación al escucharla, la enfermera había levantado solo dos dedos. La mujer de unos de los cajones sacó una maquinita blanca y se la puso en la muñeca a Hoshi.

—¿Qué es eso? —preguntó el moreno.

—Es para tomar la presión. . . Oh que raro, no tienes la presión alta, no se que podrá ser, apóyate bien en la pared y cierra tus ojos y espera que se te quiten las nauseas, lo lamento pero no puedo hacer nada más, te dejaré reposar tranquila. Aomine tu lárgate también.

Luego de un par de intentos la mujer logró sacar a Aomine, dejando a Hoshi sola en la enfermería, cuando su nariz dejó de sangrar la joven se recostó cayendo fácilmente dormida. Mientras ella dormía miles de rumores se empezaron a difundir sobre ella y Aomine por los pasillos de la preparatoria.

Ya había pasado casi una hora desde que la pelinegra dormía pero todo esto se vio interrumpido a unos gritos en el pasillo, lentamente fue abriendo los ojos y toda la enfermería estaba oscura y ella estaba tapada con un polerón del equipo de basquetbol. Con cuidado se levantó de la camilla y caminó hasta la puerta.

—¡Mira si le hiciste algo a Suki-san te juro que esta vez no te la perdono!

—¡Yo jamás le haría algo a Hoshi, así que suéltenme par de idiotas!