La Boda

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Esa noche habían dormido juntos, abrazados, pero hasta allí habían llegado, Albert incluso estaba vestido, el habría poco a poco sus ojos, recordó en que lugar se encontraba la miraba dormir, se miraba tan bella con ese cabello  todo alborotado, sus labios de un color natural del color de la cereza madura, se miraban tan deseables en ese momento, luego recordó todo lo que había pasado el día  anterior, dió Gracias a Dios de haberle puesto en el camino a una mujer tan buena como Candy, que aparte de su belleza física tiene un corazón de oro; Candy estaba abriendo los ojos y se estaba deseperezandose, cuando lo vio le sonrió y le pregunto- ¿ Cómo te encuentras?- Bien amor gracias a ti y a tu comprensión, sintió un dulce beso en sus labios,  y le dijo - nada de eso, tú eres un hombre con gran valor y amor, todos hemos cometido errores, de diferente tipo, pero errores al fin y al cabo, por eso es que no podemos juzgar a nadie por sus actos al final si no nos arrepentimos, nuestros errores nos alcanzan, pero cuando nos arrepentimos de verdad, Dios nos premia- Gracias amor por ser como eres - sabes en parte le agradezco a Anny que te haya espantado las mujeres, así te tengo para mí, Dios escribe derecho en líneas torcidas, así que seré algo egoísta pero al final me hizo un favor a mi; ahora amor orare para dar gracias y para pedirle que hoy sea un día feliz- Entonces amor te acompañaré en el resto, así hicimos algunas oraciones y supe que el día de hoy, sería el mejor de mi vida.

Luego me fui a bañar y cambiar a la casa y en cuanto entre a la mansión mi tía, estaba atocigsndome de preguntas,- ¿ Dónde dormistes?, ¿ Con quién dormistes ?.

- mire tía yo le pido respeto, para con mi vida privada, con quién lo pase es asunto mío, además yo escogeré a la mujer con la que me casé, usted respetará mi desición- pues no, tu sabes que será aceptada en consenso con...- no les basta solo con obligarme a trabajar como mula, para acrecentar sus fortunas, también quieren gobernar mi vida, pero no tía, no estoy deacuerdo con eso- pues ni modo tía, no me interesa, ya he tomado una desición y nadie logrará cambiarla. Se fue a arreglar, para ir con los chicos rumbo a traer a Candy, luego al Colegio y el ir a la oficina para arreglarse, pues la boda se llevaría a la una de la tarde de ese día.

Todos salieron, pero todos iban emocionados por lo acontecería ese día.

A eso de las once de la mañana un nervioso Albert se colocaba un Frac blanco, con el que se le miraba a un más azules sus ojos, su mirada destellaba un brillo especial, se colocaba su deliciosa colonia con olor a madera, respiraba hondo y salía con  George rumbo al colegio.

Albert había hecho todo para que hubiera una pequeña reunión, en la que se reuniría, solamente con las personas más allegadas a ellos, además que ninguno de los dos, era adepto a las reuniones fautosas de la socialite de Chicago, salían a las doce para tener suficiente tiempo y estar a tiempo allí.

Mientras tanto en el colegio dos chicas estaban muy nerviosas y felices a su ves, Rousse le estaba arreglando el pelo a Candy, mientras platicaban emocionadas de lo que sería su vida de ahora en adelante, la maquillaba de manera tenue, mientras Anthony se iba a vestir, se coloco un Gran negro y se miraba tan buen mozo que robaba suspiros por dónde pasaba.

Candy fue maquillada de manera sencilla y se vestía , con el traje escogido el día anterior, tenía nervios, pero no tanto como pensó que estaría, a un que algo le preocupaba era lo que debía hacer en la noche de bodas, dado que no sabía con exactitud lo que pasaría, pero si sabía que se convirtieran en su mujer y la serpiente entraría en su cueva, ella conocía algo de la reproducción humana, pero no sabía tanto, suspiraba, mientras esperaban la señal para salir rumbo a la capilla.

El abogado y el sacerdote ya estaban listos para casarlos, Albert había invitado a sus primos, Stear y Archievald a su matrimonio, ellos no lo podían creer, el soltero más aclamado de América y Europa, se casaría y nadie sabía nada de nada, bien ellos se sentía Complacidos al ser de los poco invitados, pues ya querían conocer a la mujer que le había robado el corazón a su querido primo, eran recibidos por las monjas y los llevaban a la pequeña capilla, ellos veían que la mayor parte de los presentes eran monjas y eso les pareció sumamente extraño, pero no prestaron atención.

George Ingresaba con Albert, pues sería el padrino de la boda e irían a sus lugares,  en la entrada tanto Rousse como Anthony se tomaban de la mano, como parte de la corte de la novia, Rousse estaba vestida completamente de rosado y el vestido era muy parecido al que llevaba puesto la novia, mientras que en la entrada rodeada por los rayos del sol y una enorme sonrisa que la hacía parecer un ángel se miraba la figura de una hermosa mujer que era  compañada de una señora de unos sesenta años o más, vestida de monja, que era la persona que la entregaría, la marcha nupcial empezó a tocarse y una hermosa novia caminaba hacia el altar para jurar amor y fidelidad al amor de su vida.

Los novios se miraban hipnotizados, como si  nadie más exisistiera, se juraron amor eterno, no solo con su boca si no también con sus almas, la vida de ambos cambiaría para siempre, para bien, pues su relación se basaría en un amor puro y sincero, son terceras intenciones, un amor que  los llevaría a tener la más hermosa y tierna historia de amor, uno que notaría cualquier barrera que se interpusiera en su caminó, uno tan fuerte y tan bendecido que la misma sociedad envidiosa desearían tener y como toda lucha de poder, si no lo pueden tener lo intentarian destruir, sin embargo, cuando algo es tuyo, nadie te lo puede quitar por más que haga, y si no lo es, por más que hagas las cosas para obtenerlas no lo lograrás, el amor de Candy y Albert era uno destinado a vivirse, para que todos aprendamos la lección del valor real de las cosas y lo que realmente importa.

Lagrimas caian de la felicidad al ver a aquellos dos jóvenes casándose, pues el amor y la felicidad brotaba por los poros. Los primos de Albert quedaron absortos con la hermosa joven que ahora sería como su prima,  sentían envidea de la buena pues ellos soñaban por tener a alguien que los amara de la manera en que ella lo hacía, al terminar todos de acercaron para felicitar a los novios y departir.

Mientras en la mansión Andrew, Lady Elroy, recibos la visita de una enferma Any, que le envenenaria el alma...

Continúara.......

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