El Comandante Pixis parecía ser un hombre excéntrico, con un gusto excesivo por el alcohol y las mujeres bonitas. Por la forma en la que trataba a los soldados a su cargo aparentaba ser un hombre de buen carácter y de sentido del humor. Mientras él hablaba con Eren, Mikasa lo observó en silencio, caminando junto a Armin. Mantenían una distancia prudente para no escuchar la conversación entre ellos, sin embargo, la pelinegra podía discernir algunas palabras que intercambiaban. Hasta el momento él parecía darle un voto de confianza a Eren. —¿Qué crees de él, Armin? — Mikasa confiaba ciegamente en el razonamiento de su amigo. Armin era una de las personas más inteligentes que conocía, capaz de discernir los problemas con agilidad. Era una verdadera lástima que él no se percatara de ello.
Armin sonrió de lado. Sus cabellos rubios estaban siendo revueltos por la brisa del mediodía. Los propios cabellos de Mikasa, amarrados en una coleta revuelta por toda la acción de la mañana, se movían con vida propia con la brisa. Los vientos a cincuenta metros eran más fuertes que en los valles de Trost. —Además de agradecerle por haber salvado nuestras vidas, creo que parece confiable. Al menos de momento. — Él fijó su mirada en la espalda del hombre.
Mientras el comandante se disponía a impartir las instrucciones al resto de los soldados, que deseaba escapar por el miedo al enfrentamiento con los titanes, Armin y Mikasa se mantuvieron alejados del enfoque público. La estrella en aquellos momentos era Eren, y por su bienestar, debía permanecer de ese modo. "Eren, debes mantener la calma y mostrar al resto del mundo que no eres un monstruo, solo un tipo más," le había aconsejado Armin.
—¿Crees que funcione? — preguntó Armin en voz muy baja. La nueva estrategia de la humanidad recaía sobre los hombros de Eren, literalmente. Él debía convertirse en titán y cargar sobre sus hombros una pesada roca para luego tapar el hueco en la puerta de la muralla. Había algunas dudas que nadie osaba en decir en voz alta, pero eran evidentes en los rostros de los encargados de la misión. ¿Podría el titán de Eren cargar la roca? ¿Sería lo suficientemente fuerte para ello?
¿Podría mantener la consciencia siendo un titán?
Mikasa observó a Eren. Sus ojos verdes brillaban con determinación y furia. —Creo... creo que si existe alguna persona en este mundo que tiene la fuerza para hacerlo es él. — Ella se cercioraría de que todo funcionara. No importaba si debían enfrentarse a mil titanes, ellos tenían que lograrlo.
Mientras realizaban los preparativos para que el equipo Alpha, compuesto por los mejores soldados de la Guarnición y Mikasa, acompañaran a Eren de vuelta a la puerta de Trost, la pelinegra fue a la base improvisada donde se mantenían las tropas de la 104. Krista fue la primera en correr hacía Mikasa, dándole un fuerte abrazo y y compartiendo todos sus miedos de no volver a verle. Ella e Ymir habían tenido la ventaja de haber sido enviadas a mantener el orden entre los ciudadanos que se introducían a la Muralla Rose. No habían tenido que enfrentar a ningún titán, pero sí habían vivido el miedo de verlos en la distancia.
Mikasa sintió un alivio en su corazón al ver que todos sus amigos estaban vivos. Algunos de los jóvenes de las tropas habían perecido por desgracia, como Mina, Thomas, Franz y Hannah. Si bien nunca había sido cercana a aquellos pobres muchachos, sintió una leve punzada en su corazón al recordar que todos ellos tenían familias que probablemente los esperaran en sus casas.
Reiner y Berthold estaban junto a Connie, marcando en unas listas los materiales que habían sido llevados desde uno de los edificios de la Guarnición. Sasha, por otra parte, ayudaba a los soldados que subían en carretas a los enfermos y heridos. Marco y Jean, quienes hablaban con otros cadetes, al verla, la alcanzaron. Mikasa pudo percibir el alivio en el rostro de Kirstein. —¿Están todos bien? — le preguntó él, obviando los nombres de Eren y Armin.
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A Cruel World
FanfictionMikasa Ackerman perdió a sus padres con solo diez años. Nadie la salvó, sino que ella misma despertó la habilidad propia de su clan, bañándose en la sangre de sus enemigos. Encontrada por Kenny Ackerman y dejada a la tutela de Levi Ackerman, la más...