CAPITULO XX: LA LEGION DE RECONOCIMIENTO

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Tres días después del juicio, mientras terminaban las reparaciones en ciertos edificios dañados, soldados de las tropas de la Legión obligaron a todos los cadetes ubicados en Trost a presentarse a uno de los grandes salones de la Guarnición. Debían llevar sus equipos tridimensionales para ser evaluados.

—¿Por qué harían algo cómo esto? — le preguntó Mikasa a Armin mientras caminaban al salón. Junto a ella iba Jean, quien había sido ubicado junto a ellos a la limpieza y restauración de la ciudad. Eren, por su parte, era mantenido junto a la Legión debido a lo establecido en su juicio. No podría regresar a finalizar sus últimos días de entrenamiento junto a sus compañeros por el "supuesto" peligro que podría implicar una transformación sin contener.

Armin frunció el ceño mientras pensaba. —Escuché que ocurrió un incidente en el campamento de la Legión. —

—¿Un incidente? — cuestionó Jean, rascando su barbilla. Los tres muchachos se ubicaron en una mesa en la parte posterior del salón. Mikasa estaba en el medio de Armin, quien estaba a su izquierda, y Jean a su derecha. A la izquierda de Armin estaba Annie, callada como de costumbre. A la derecha de Jean estaba Berthold, cabizbajo. Reiner había encontrado su lugar junto a Krista, Ymir, Sasha y Connie.

El rubio asintió. —No sé que ocurrió, pero es lo que escuché en los pasillos. —

Mikasa ladeó su cabeza. —Pudiera ser algo con los titanes que capturó la Capitana Hange...— murmuró.

—¿Titanes? — preguntó en voz alta Jean. El resto de sus compañeros se giró a verle. Él tuvo la decencia de sonrojarse y disculparse entre murmullos. Armin y Mikasa lo ignoraron hasta que el resto de los compañeros le quitó la atención. —¿Titanes? ¿Por qué tendrían titanes? — preguntó entre susurros.

—Lev... el capitán Ackerman me ha dicho que la capitana Hange es extraña. — La pelinegra se encogió de brazos. La capitana Hange era excéntrica, pero muy inteligente y perspicaz. Se encargaba de asuntos científicos, por ello la pelinegra imaginaba que estudiar a dos titanes vivos estaba dentro de sus capacidades.

—Pudiera ser que intentaban estudiarlos. La Legión no solo explora el mundo tras las murallas, sino que investiga a los titanes. — Jean y Mikasa asintieron al razonamiento de Armin.

Los tres se mantuvieron en silencio cuando los inspectores comenzaron a evaluar sus equipos. Los soldados de la Legión parecían buscar algo entre todos los equipos de los cadetes. No decían nada, tampoco mostraban gesto alguno. Mikasa observó como finalizaron con los equipos de Jean, Armin y los de ella misma. —Quizás sea algo de rutina, ¿no? — Si hubiese sido algo más serio su hermano le hubiera dicho.

—Probablemente, — respondió Jean. Ante la ausencia de comentarios de Armin, el muchacho arqueó una ceja. —¿Armin? —

—¿Ah? — El rubio subió su mirada. —Ah, sí, sí, supongo.— Mikasa frunció el ceño cuando vio a Armin seguir con su mirada a Annie. ¿A caso a su amigo le gustaba? Nunca había visto un intercambio entre los dos. Armin siempre estaba junto a Eren, Jean, Marco o con ella en la biblioteca leyendo libros. Nunca había visto un intercambio entre los dos rubios. Era extraño...

Una noche después de la investigación (de la que ninguno sabía los hallazgos) llegó el momento más esperado por todos: la selección de rama militar. La primera rama en presentarse lo fue la Legión, y tan pronto Erwin Smith permitió que se fueran los que no estaban interesados, solo un puñado de cadetes de quedó. Mikasa se sorprendió cuando Sasha, Connie, Ymir, Krista, Reiner y Berthold decidieron unirse a la Legión de Reconocimientos. Sabía muy bien que tanto Jean como Armin se unirían a las tropas, pero nunca creyó que el resto de sus amigos lo harían. No les parecía lo suficientemente locos como para arriesgar sus vidas por la humanidad.

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