A Cruel World

CAPITULO XIX: EL JUICIO DE EREN JEAGER

Se llevaría a cabo un juicio para decidir el destino de Eren Jeager. En los pasados días, luego de la cremación de los soldados y de la limpieza de las calles de Trost, los soldados de la Policía Militar comenzaron a llegar a la ciudad. El Comandante Miles, de la Policía Militar solicitaría que Eren fuera fusilado y luego examinado para propósitos científicos. El Comandante Erwin, por otro lado, pediría la inclusión del muchacho en sus tropas. La posición del Comandante Pixis era desconocida.

El día del juicio llegó. Armin y ella caminaron en silencio hasta llegar a las afueras del Tribunal Marcial. Soldados de las diferentes ramas entraban y salían del edificio, caras largas y sombrías. El ambiente era tenso pues no todos los días se discutía sobre la vida de un humano cambiante. La naturaleza de Eren había sacudido la sociedad dentro de las Murallas. Algunos le veían con asombro y curiosidad, mientras que otros (la gran mayoría) le veía con miedo y horror.

Vio a lo lejos a su hermano, caminando junto al Comandante Smith. Levi era dos cabezas más bajo que Erwin, sin embargo, su aura fría y calculadora lo hacía ser más imponente que el mismísimo Comandante. Su hermano siempre había sido de esa forma, ahora que lo pensaba. A pesar de su baja estatura, él imponía autoridad. Quizás eran sus ojos azules profundos y fríos. Tal vez era su actitud algo apática. Independientemente, Mikasa no conocía persona alguna que no sintiera respeto (y un poco de miedo) por Levi. Los dos Ackerman cruzaron miradas y asintieron levemente.

La vida de Eren estaba en las manos del plan de Erwin Smith.

A Mikasa no le agradó la idea de que la vida de su amigo estuviera en las mismas manos del responsable de las muertes de Isabel y Farlan. Levi le había pedido un voto de confianza al Comandante, y a pesar de que ella estuvo tentada en decirle 'no', fue incapaz de hacerlo. Confiaba demasiado en su hermano y respetaba sus razonamientos. Su hermano se había convertido en la mano derecha del Comandante, junto a la Capitana Hange Zoë.

"No será bonito, pero creo que podremos salvarle la vida," le había dicho Levi la noche anterior, mientras cenaban en uno de los salones comedores de la Guarnición. Mientras el resto de los soldados hablaban y compartían experiencias después de un pesado día de limpieza de calles, los dos Ackerman se habían sentado juntos, en una mesa apartada. Hablaban en susurros evitando que cualquier oído curioso pudiera escucharlos. "Independientemente de lo que ocurra, mantén la calma. Y confía en mi."

Armin y Mikasa fueron ubicados en la zona de los testigos. Junto a ellos había algunos soldados de la Guarnición y la Capitana Rico. La pelinegra se percató de que la rubia tenía algunas cicatrices en su frente y sus lentes estaban pegados con cinta en el medio. Por su rostro, Mikasa dedujo que la mujer no confiaba en Eren. Tras de ella había otros sobrevivientes a la misión Alpha. Jean, Reiner y Berthold se habían salvado de ser enviados a declarar ante el juicio debido a que habían mantenido en silencio su presencia en la primera transformación del Jaeger.

La pelinegra observó fijamente a los presentes en la sala. En el extremo de su ubicación estaba el Comandante Miles junto a otros hombres de la Policía Militar. Cerca de él estaba un miembro del Culto a las Murallas que parecía murmurarse cosas en susurros. Tras de ellos había algunos comerciantes locales, llevados al Juicio como representantes del pueblo común. En otro lado estaba el Comandante Erwin junto a Levi. Los dos estaban callados, mostrándose demasiado tranquilos para lo que se les avecinaba.

Mikasa realmente admiraba el temple de su hermano.

Las puertas de madera de la sala se abrieron de par en par y dos soldados entraron llevando a Eren esposado y casi arrastras por el pasillo. El muchacho lucía delgado, sus mejillas pálidas y sus ojos enmarcados por ojeras negras. El aspecto tan desalineado de Eren provocó en Mikasa un súbito malestar en su estómago; un deseo de protegerle. Deseaba acercarse a él y preguntarle si estaba bien, si deseaba comer algo... si había sido maltratado.