Mi montaña, mis secretos

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GoGo bajaba lentamente las escaleras de el ITSF.

Eran las 7:00 p.m. del Miércoles y ella estaba cansada. 

Tenía ambas manos en los bolsillos y los audífonos puestos, los ojos le pesaban y lo único que quería hacer era llegar a su casa.

No había visto mucho a Hiro esa semana, más que por encuentros rápidos en el laboratorio y las clases.


-¡GoGo!-Una voz la sacó de sus pensamientos obligando a retirarse los audífonos.


Una figura se deslizo por el barandal hasta quedar unos escalones frente de ella.


-¡Hiro!-Saludó la pelinegra.

-¿Nos vamos?-Dijo el chico, gesticulando hacia el Lamborgini negro de la pelinegra.


GoGo al principió no entendía, pero después de unos segundos se acordó perfectamente.

Tenía sueño, pero no quería desperdiciar la ocasión de poder pasar tiempo con él.

Lo único que acertó a decir fue:


-Claro.


Una vez que los dos entraron al carro Hiro se atrevió a preguntar:


-¿A dónde vamos?

-A un lugar, supongo te gustará.-Contestó ella mientras reventaba una burbuja de chicle.


El viaje fue silencioso. Hiro solo iba admirando las calles de San Fransokyo mientras GoGo iba manejando, pero de vez en cuando volteaba a ver a el chico.

No fue hasta que la chica tomó una vuelta inesperada y empezó a manejar hacia las afueras de la ciudad que Hiro se empezó a preocupar.

Después de un rato, GoGo se paró en seco frente a el parque y reserva ecológica "Jackson."


-Vamos, nerd.-Dijo la pelinegra mientras se bajaba del auto y empezaba a caminar a la entrada.

-¿Sabes que está cerrado?-Habló Hiro una vez que logró seguirla.

-Sí, lo se.

-¿Entonces?-Preguntó asustado el chico.

-No venimos al parque, genio.-Respondió la pelinegra reventando una burbuja de chicle.


Hiro decidió no hacer más preguntas y soló dedicarse a seguir a GoGo.

La chica iba caminando descuidadamente mientras los guiaba a ella y a Hiro a un lugar "secreto" en el parque.

La chica caminó unos metros antes de sacar una llave y abrir una cerca donde se podía leer:

'Montaña L.T'

Después de caminar unos cinco minutos llegaron a una montaña asolada desde donde se podía ver todo San Fransokyo.


-Wow.-Dijo Hiro con la boca abierta.

-Lo sé, la vista es hermosa.-Aclaró la pelinegra mientras se sentaba en el pasto.

-Es precioso.-Elogió Hiro mientras se sentaba al lado de la pelinegra.

-Me agrada que te guste mi montaña.-Agradeció la pelinegra sonriendo.


Hiro arqueó una ceja.


-¡La montaña decía L.T! ¿Es por tu nombre?-Exclamó, sonriendo.


GoGo asintió sonriendo.


-Pero... ¿Cómo?-Preguntó el pelinegro acostándose en el pasto.

-Recuerdas a la chica pelirroja del café el otro día.-Habló la chica pelinegra mientras se acostaba en el paso también.

-Sí. ¿Qué tiene ella que ver?-Preguntó el más pequeño de los Hamada mientras se volteaba para poder ver a su mejor amiga de frente.

-Pues, resulta que mi tía es rica. Y como ella no podía cuidarme cuando mis padres murieron, se sintió muy triste y me compró todo lo que ella supuso que yo quería. Una casa, un carro, ropa nueva y mi propia reserva ecológica en el parque. En ese momento lo único que me gustó fue la montaña.-Explicó la pelinegra sonriendo.


Hiro sonrió, le gustaba estar así con ella.



#Here4you ||HiroGo|| #TheWattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora