¡¿Vestidos?!

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La rubia jaló a ambos pelinegros de la mano, arrastrándolos junto con ella a la tienda de vestidos.


-Me prometiste que no me harías esto.-Gruño la pelinegra después de reventar una burbuja de su chicle.

-Yo ni siquiera se que hago aquí.-Protestó el pelinegro intentando zafarse del agarre de la rubia.

-¡Hey! Estamos atados. Eso significa que si yo sufro, tu sufres.-Respondió su mejor amiga.

-Pensé que íbamos a hacer algo juntos cuando entraste buscando por mi al café.-Murmuró un poco decepcionado el pelinegro.

-Estamos haciendo algo juntos, nerd.-Contestó la pelinegra.


Los pelinegros siguieron molestándose uno al otro hasta que la rubia los sentó en un taburete del cuarto de su vestidor privado.


-¡Listo! Quédense aquí, iré a buscar unos vestidos.-Anunció Honey antes de salir y perderse entre la multitud de vestidos.


Los pelinegros permanecieron sentados espalda contra espalda, en un silencio dulce. Hasta que llegaron a la conclusión de jugar videojuegos juntos en el KreiPad de Hiro para pasar más rápido el tiempo.

Después de unos veinte minutos llegó la rubia con un montón de vestidos en los brazos.

Los dos pelinegros se quedaron boquiabiertos a la cantidad de vestidos que su amiga había logrado conseguir.


-Me probaré estos.-Anunció Aiko con una sonrisa antes de meterse a los vestidores.


Uno tras otro los vestidos se iban acomodando en la pila de "Negativos" de la rubia. Aún tras los constantes elogios y aprobaciones de sus amigos, ella creía que no eran suficiente para la boda.

El único vestido que logró captar su atención era uno blanco con dorado, pero venía en conjunto con uno negro y azul para la dama de honor.


-¿GoGo? ¿Por favor?-Rogó Honey con ojos de perrito mientras levantaba los vestidos con ambas manos frente a su amiga.

-¡¿Qué?! ¡No! ¡De ninguna manera!-Protestó levantándose de golpe del asiento, enojada la pelinegra.

-Por favor, linda.-Suplicó Honey.

-¡No! Tu me habías dicho...

-Creo que se te vería lindo.-Interrumpió Hiro, sonrojándose ligeramente pero sin apartar la vista de su juego.


Y eso fue todo lo que tomó para que GoGo tomara el vestido y entrara junto con Honey a los probadores de mala gana.


-No puedo creer que me dejé convencer.-Refunfuñó la pelinegra mientras los tres salían de la tienda.

-¡Ay, por favor! ¡No te hagas! Hasta a ti te gustó. Y se te verá súper lindo con esas toreras que compré.-Insistió la rubia.

-Te veías muy linda.-Complementó el pelinegro.

-Gracias.-Agradeció GoGo.


Llegaron a la entrada del centro comercial donde Honey se despidió de ellos.


-¿Y ahora que quieres hacer, nerd?-Preguntó GoGo al chico.

-Bueno, tu y yo tenemos un asunto pendiente.-Le recordó Hiro.

-Claro. Son las 3:15 p.m.

-¡¿Qué?! ¡¿Pero cómo?! ¡Entramos al centro a las 9:00 a.m!

-Estábamos con Honey. En fin, tenemos un par de horas que matar antes de las cinco. Entonces...

-¡¿Qué?! No, GoGo. Yo te dije que pasaría por ti a las cinco.-La interrumpió el chico.

-Pero ya estamos aquí.

-Pero no son las cinco. Tu ve a tu casa y haz lo que quieras, yo paso por ti.-Aclaró el chico antes de comenzar a caminar a su casa.

-Nerd.-Pronunció la pelinegra consciente de que su amigo ya no podía oírla.


No tardaron mucho en llegar a sus casas, los dos con sonrisas de oreja a oreja.



#Here4you ||HiroGo|| #TheWattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora