Problema

2.7K 163 14
                                    

La pareja sonrió felizmente a la noticia de su amiga.


-¿Entonces la oficina más grande? ¡Wow! ¡Eso es fantástico!-Felicito la rubia.

-GoGo, si pudiera tener un súper poder ahora mismo sería salir de esta pantalla y darte un gran abrazo.-Agregó el chico pelirrojo.

-No lo creo, Fred. Te quedarías sin hijos si lo intentaras.-Respondió la pelinegra.

-¡Pero el chico Hamada si te puede abrazar! ¿No?-Remarcó la castaña.

-Porque yo soy suyo, Abigail.-Explicó el chico Hamada mientras reforzaba su agarre sobre la chica Tanaka.


GoGo sonrío ante tal comentario y dejó que Hiro la siguiera abrazando por la espalda.

Los ojos de los recién casados se abrieron como platos.


-¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! ¡¿Cuándo?! ¡¿Dónde?!-Insistió con urgencia la rubia.

-Sí...¿Qué pasó?-Agregó Fred, con una pista de tristeza en los ojos.

-Tranquilos, tranquilos. Todavía no somos novios.-Explicó GoGo.

-Auch, eso dolió.-Bromeó Hiro.


Los recién casados suspiraron profundamente y GoGo le dio un pequeño beso en la mejilla a Hiro.


-¿Dónde esta Baymax? ¿No debería haberse activado ya?-Preguntó Honey.

-Lo dejé en el café para que ayude a la tía Cass.-Respondió con indiferencia el pelinegro.

-Ah, okay. Bueno, GoGo, ¿Ya estrenaste tu nuevo laboratorio?-Cambió de tema rápidamente Fred.

-¿Qué parte de: vine a avisarles antes sigues sin entender, Fred?-Respondió irritada la chica pelinegra.

-Olvídalo. ¿Wasabi, Abigail, finalmente admitieron sus sentimientos uno por el otro a todo el mundo?-Cambió de tema otra vez Fred.


Los dos castaños se sonrojaron profundamente y tartamudearon bastante rato.

Después de varios momentos de conversación, se despidieron y Hiro llevó a GoGo al mismo puente donde Tadashi lo había llevado la noche del incendio.


-Estoy muy orgulloso de ti.-Murmuró, atraiéndola hacia si.

-Gracias, aunque siempre supe que lo lograría.-Murmuró ella, depositando un suave beso en su mejilla .


Los dos se sonrojaron profundamente.

Se quedaron minutos en la misma posición, abrazados viendo al horizonte, hablando de cosas sin sentido y disfrutando de los silencios.

Los dos se distrajeron cuando ese sonido volvió a repetirse, un sonido que no creían y no querían escuchar nunca más.

La primera reacción de ambos fue aferrarse al otro y salir corriendo, juntos.

Esta vez no era la sala de exposiciones, era el laboratorio.

El temor se veía reflejado en las caras de ambos mientras corrían lejos de la escuela.


-¿Dónde está Merideen?-Preguntó el chico mientras se alejaban.

-¡Se la di a Abigail! ¡Debe estar en el laboratorio de aeronáutica!-Contestó ella sin mirar atrás.

-¿Y si no está ahí?

-¡Al carajo! ¡Construiré otra! ¡Tu corre!-Ordenó la chica.


Sin hacer más preguntas, el chico obedeció.

Cuando la pelinegra se aseguró de que estuvieran suficientemente lejos, paró de correr.

Los dos miraron atrás, observaron todo explotar en ardientes pedazos de metal y humo.

Minutos después llegaron las ambulancias, policías y bomberos.

Todo pareció ir en cámara lenta para ambos pelinegros, el fuego si era un enemigo.

Los dos se quedaron petrificados, tomados de las manos, llorando cuando vieron una cara tan familiar salir del lugar en camilla.

Corrieron juntos al hospital, querían pensar que era una pesadilla, aunque sabían que era muy real.





#Here4you ||HiroGo|| #TheWattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora