Getō Suguru

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"Veneno"
Advertencias: no.

─No pienso despegarme de ti hasta que cumplas con ayudarme

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─No pienso despegarme de ti hasta que cumplas con ayudarme.

La voz acaramelada de Satoru se escuchó detrás de tu espalda, sintiendo los brazos del peliblanco desde atrás, envueltos a tu alrededor, impidiendo que te escaparas de él.

Debido a lo alto que era tu compañero, para Gojō fue fácil colocar su mentón sobre tu cabeza.

Rodaste los ojos, acompañado de un suspiro de cansancio por la acción del joven.

Para ti, Satoru era como ese hermano que nunca tuviste y pediste. Y que a pesar de tener la misma edad que tú, era como tratar con un niño de diez años, en la mayoría de ocasiones. Eso significaba, tratar de lidiar con esas actitudes de querer ser el centro de atención, y meterse con tu buen humor en cada ocasión que podía.

Desde la misión importante que les fue asignada hace unos días atrás y que terminó con la muerte de la misma chica que todos tenían que proteger, Gojō fue invadido por una extraña sensación de mejorar su técnica maldita. A partir desde ese punto, el peliblanco te arrastraba con él, exigiéndote que le lanzaras cosas para poder detenerlas en el aire.

Al principio te dejabas guiar por él, encontrando de lo más divertido lanzarle lápices en cualquier parte del cuerpo, y a veces cambiarlas por cualquier cosa que encontraras a mano, como tus zapatos.

Pero hoy no era momento de reírte a expensas de Satoru. Había una cosa que querías hacer, y que para ti era mejor y más importante.

─Ya te dije que esta noche no podré. Saldré con Suguru ─le repetiste, por quizás quinta vez.

Moviste tus brazos, tratando de arrancar del agarre de Satoru.

─Puedes salir mañana con él ─propuso.

─No, no puedo.

Volviste a forcejar, odiando que el peliblanco te ganara no solo en altura, sino que también en contextura y fuerza.

Tus ojos escanearon alrededor de la estancia vacía, esperando una señal de Ieiri para que te ayudara con el joven de metro noventa aferrado a ti desde tu espalda. Sin embargo, tus ojos se toparon con otra cabellera oscura, perteneciente a tu cita de esta noche.

─Suguru, ¡que alegría verte! ─expresaste de forma alegre, estirando tus brazos hacia él para ayudarte a escapar.

Si había alguien que parecía meter algo de sentido común en la cabeza de Gojō Satoru, ese era Getō, por lo que continuaste forcejeando, esperando que interviniera.

Tus manos cayeron a un costado, frunciendo el ceño en confusión por la expresión en el rostro del pelinegro.

La molestia por el peliblanco fue reemplazada por preocupación, ante la mirada del muchacho frente a ustedes.

CURSED TALE ─jujutsu kaisen one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora