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se hizo a un lado cuando lo vió removerse incómodo y éste pasó en silencio, agradeciendo que en ese proceso la chica no lo estuviera mirando.
se sentía avergonzado, pero una vez más y casi por costumbre no sabía a quién más recurrir que no fuera ella.

se sentaron en silencio, mirando al frente, procesando la situación en silencio. ninguno podía pensar con claridad y a mauro se le dificultaba enormemente contener las palabras dentro de su boca, y eso se reflejaba en el temblor de sus manos, que las pasaba nerviosamente por su pelo, o intentaba alisar alguna arruga de su buzo con desesperación, sintiéndose un extraño en el departamento que tantas noches solitarias, tristes, asfixiantes, había sido su lugar de refugio.

sofía se dió cuenta que para darle respuestas a las preguntas que se agolpaban en su cabeza primero debía expresarlas, así que comenzó por la más coherente.
-¿qué consumiste, mauro?.- preguntó y lo vió agachar la cabeza por el rabillo del ojo. sabía que le avergonzaba decirle así que sólo se contestó a sí misma y se abrazó por el frío que comenzaba a sentir.
pasó un rato más en silencio, no se miraban y sentían que cada vez crecía más la lejanía entre ellos a pesar de los 30 centímetros que los separaban físicamente.

-¿estás bien?- preguntó con cautela y supo que debía haber empezado por ahí. escuchó un sollozo fuerte por parte del chico que debía haber estado conteniendo por un largo tiempo y casi como una imagen gráfica, pudo ver el fantasma de la soledad de ambos uniéndose en ese viejo y feo sillón.
se animó a mirarlo con comprensión esperando y rogando que el no lo confundiera con lástima. lo vió con su cabeza enterrada entre sus manos y su cuerpo entero vibrando mientras se inclinaba hacia delante.
sabía que luchaba por no hacer ruido porque odiaba que lo vieran o escucharan llorar, y quiso decirle que estaba bien, que no se tenía que ocultar o avergonzar con ella, pero las palabras simplemente no salían a causa del nudo en la garganta que cada vez apretaba más, y terminaría por asfixiarla.
volvió a mirar hacia adelante y el silencio los volvió a invadir, ella ya no sentía frío y él había dejado de temblar.

-por supuesto que no estoy bien.- lo escuchó entrecortado, después de unos minutos.- estoy enamorado.

505; dukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora