505; duki

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-¿qué haces?- preguntó con una sonrisa mientras lo observaba pararse y arrodillarse frente a ella.
la música de fondo y las copas vacías sobre la mesa ya eran tradición. todas las veces que mauro volvía de gira sabía que ella lo iba a estar esperando en el departamento 505 con un vino descorchado y una sonrisa juguetona.

-compré algo.- murmuró como toda respuesta el morocho y sacó una cajita chiquita de terciopelo del bolsillo de su buzo. la abrió con cuidado y a sofía la confundió ver cómo al chico se le ponían los ojos vidriosos.- nada que compre, nada que haga, nada que gane va a valer nunca ni un cuarto de lo que vos vales para mi sofía. siempre estuviste ahí, cuando me sentía más sólo que nunca, cuando estaba rodeado de gente, en lo bueno y sobre todo en lo malo.
me enseñaste lo que es la lealtad y todo lo que conseguí te lo debo a vos, porque siempre me mostraste lo bueno cuando yo no era capaz de verlo. absolutamente todo lo que hago es por vos, por ver tu sonrisa, por hacerte sentir orgullosa, por volver a vos todos los días, a tu departamento, a nuestro hogar.

terminó de destapar la cajita dejando ver dos anillos, uno con la letra "s" y otro con la "m".
-me encantaría estar pidiéndote casamiento en éste momento, pero sé que primero se suele pedir para ser novios, así que, ¿querés ser oficialmente mi flaqui?