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-te voy a extrañar mucho.- sonrío con tristeza y lo vió cerrar con un poco de dificultad la valija que parecía estar a punto de estallar.
mauro la tomó en sus brazos y la obligó a acostarse junto a él, cada uno en su lado de la pequeña cama que hacía dos semanas venían compartiendo.

se estaban escondiendo del resto del mundo, intentando ignorar lo que en algún momento debían enfrentar. sabían que afuera de ese departamento debían definir sus sentimientos, ponerse un título quizás, romperle el corazón a personas a las que apreciaban, pero que no les daban ni un cuarto de lo que se brindaban el uno al otro cuando estaban juntos.
inevitablemente, les había tocado el tiempo de separarse y se morían de miedo, a penas era una semana la que mauro tenía que viajar, pero les comía la cabeza pensar en cómo podían llegar a cambiar las cosas.
y es que no se habían dado el espacio para analizar sus sentimientos ni su situación a solas. estar juntos por tanto tiempo los había obligado a posponer las charlas consigo mismos y la inseguridad se apoderaba de ellos al pensar que en esa semana iban a tener la oportunidad de pensar en frío y quizás darse cuenta de que habían cometido el error de confundir sentimientos.

-yo también te voy a extrañar.- susurró el chico mientras dibujaba círculos imaginarios en el brazo derecho de la morocha. ella lo miró con una sonrisa verdadera y mauro sintió el estúpido impulso de quedarse con ella para siempre, perder ese y los siguientes aviones a los que se tuviera que subir que lo alejaran de esos cachetes rosados.- no me mires así, sofi.- pidió cerrando los ojos, sintiéndose vulnerable de una manera inexplicable.- en mi imaginación siempre vas a estar así, esperándome de tu lado de la cama con las manos entre los muslos.

505; dukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora