𝐂𝐢𝐠𝐚𝐫𝐞𝐭𝐭𝐞𝐬 ||reddie

🚬ᴏᴏʜ ʙᴀʙʏ, ɪ ʟᴏᴠᴇ ʏᴏᴜʀ ᴡᴀʏ

»yo les indico cuando poner la canción <3«

Eddie daba una calada a su inhalador para después volver a guardarlo en el fondo su casillero, porque no, ya no lo usaba tan seguido como antes cuando requería cargarlo consigo a todas partes.
Estas últimas semanas habían estado de maravilla para el castaño: casi no discutía con su madre, Bowers y sus amigos no hacían más que tirarles alguno que otro insulto cuando caminaban por los corredores, y sus ataques de pánico y asma habían disminuido considerablemente.

Se disponía a cerrar la puerta del casillero cuando sintió un par de manos cubrir sus ojos delicadamente. —Esos shorts se te ven jodidamente lindos— susurraron a su oído, alagando los rojizos shorts que adornaban parte de las piernas de Eddie; realmente se le veían bien.

Retiro las larguchas manos de su cara y volteó para encontrarse con la mirada de su novio.
—Richie— rió, con las mejillas coloradas.

—Feliz cumpleaños, Eddie mi amor— Richie besó la frente del castaño, provocando que este se sonroje aún más.

—Dios, Rich, nos verán— lo apartó delicadamente, manteniendo una boba sonrisa.

—¿De qué hablas, tonto? somos los únicos en el pasillo.

Eddie por fin cerró el locker y miró a su alrededor; efectivamente no había nadie.

—Gracias— respondió a la anterior felicitación del mayor.

—¿Tienes planes para hoy? porque te tengo una sorpresa.

El azabache daba saltitos en su lugar, esperando por una respuesta por parte de su pareja, quien apoyaba su espalda en su propio casillero.

Eddie negó tiernamente con un movimiento de cabeza, tratando de disimular una sonrisita. Le emocionaba que Richie se interesara en su cumpleaños.
El azabache le sonrió de vuelta.—Genial, te veo en mi casa a las seis— se dió la vuelta para irse casi corriendo, quería contarles a Stan y Beverly que el castaño había aceptado su invitación, pero al instante regresó—¿Sabes qué? yo voy por ti a tu casa— le dió un beso y finalmente salió de la vista del asmático.

[...]

—Hey, Eddie— saludó Steve

—Hola, Steve— el castaño cerro la libreta en la que previamente había estado haciendo rayones y dibujitos para mirar hacía arriba y encontrarse con el chicos de ojos verdes y piel bronceada parado a su costado.

—¿Está ocupado?—señaló al asiento vacío al lado de Eddie, que diariamente era ocupado por Richie.

—Debería...— dijo entre dientes. Seguramente Richie se pensaba saltar la clase, lo cual le ponía algo triste, pues esta era la única que compartirían aquel día.