🚬ʙᴀᴄᴋ ɪɴ ᴅᴇʀʀʏ

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El almuerzo: la mejor hora de la jornada escolar, tiempo para merendar, hablar con tus amigos, tomar un descanso de los maestros, etc; aunque a la vez es el momento donde tienes que atravesar la cafetería y rogar por no hacer nada estúpido para ev...

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El almuerzo: la mejor hora de la jornada escolar, tiempo para merendar, hablar con tus amigos, tomar un descanso de los maestros, etc; aunque a la vez es el momento donde tienes que atravesar la cafetería y rogar por no hacer nada estúpido para evitar robar las miradas de toda la escuela. Un momento de ansiedad social para algunos, y para otros como Henry Bowers un momento para buscar a la siguiente víctima de sus maltratos.

Richie Tozier  ya estaba acostumbrado a recibir esas miradas por parte de la gente. Ya no le importaba, así que cuando entró al área de comida con una muleta, su bandeja de comida en mano, y moretones por diferentes partes del cuerpo no le molestó ser el dueño de la atención de más de uno.

Tomó asiento en la mesa de siempre, con el resto de los perdedores, justo al lado del castaño hipocondríaco y dejó la muleta recargada en la mesa.

—Ya vine—anunció su llegada a todos en la mesa, acomodando mechones de su propio cabello detrás de su oreja.

—Richie, no hace falta que digas que ya viniste, podemos verte— dijo Stanley, quien comía un trozo de pastel de arándano que servía la cafetería.

Ignoró el comentario de su amigo judío y dirigió su vista al chico a su derecha—. Hola, pequitas— susurró y dió un casto beso en la mejilla del contrario, quien respondió con una sonrisita acompañada de un ligero sonrojo, el cual sólo fue percibido por azabache.

El resto había dejado de prestarles atención, ahora hablaban de algo que Ben había dicho e ignoraban los susurros que intercambiaban ambos chicos.

—¿Nuevo apodo?— Eddie volteó para quedar cara a cara con Richie, quien sonreía embobado.

—Mmhm– asintió —¿Te gusta?— Eddie volvió su rostro hacia su comida, dejando a Richie en espera de una respuesta. El último mencionado rozó su nariz con la tersa piel de la mejilla de Eddie en un breve movimiento, este enseguida volvió a dirigirse hacia Richie.
Las gafas estaban ahí de nuevo, pero estas eran las de repuesto, y había un pedazo de cinta en una pata de estas. El mismo trozo de cinta que Eddie había puesto años atrás, cuando se rompieron y él tuvo que 'arreglarlas', claro que a tan corta edad, lo único que se vio capaz de hacer fue pegar con cinta adhesiva la pata quebrada.

—Es pésimo, Rich—. soltó una risita a centímetros del rostro ajeno.

La verdad era que amaba los apodos que Richie le daba, por más malos que fueran, Richie los hacía para él, y eso era algo que le encantaba.
Pero nunca admitiría tal cosa en voz alta.

—Da igual, sabes que te seguiré llamando así.

Eventualmente la distancia comenzó
a hacerse más escasa, pero antes de que fuera totalmente nula una voz los sacó de su burbuja.

𝐂𝐢𝐠𝐚𝐫𝐞𝐭𝐭𝐞𝐬 ||reddie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora