𝐂𝐢𝐠𝐚𝐫𝐞𝐭𝐭𝐞𝐬 ||reddie

🚬sᴀᴛᴜʀᴅᴀʏ ᴀғᴛᴇʀɴᴏᴏɴ

Richie marcaba el ritmo de la música, dando golpecitos en el colchón con su pie izquierdo, al tiempo que también lo hacía con dos de los dedos de sus manos que daban toques rítmicos en la cintura de Eddie, quien se relajaba en su regazo y dejaba cortos besitos sobre los labios de Tozier.

La canción que ahora sonaba era "Africa" de Toto, una de las bandas favoritas del castaño, y de las pocas que conocía.

Era una mañana agradable, sin mencionar que Sonia no estaba en casa a causa de que se quedaría una semana con sus hermanas de Maine, por lo que tenían todo el día para ellos, sin preocupaciones... o al menos hasta que alguno de los perdedores viniera a joderles para que salieran con ellos.

—Tengo hambre, Rich— dejó de dar besos al azabache para recostarse en su pecho y acariciar el cabello rizado de este.

—¿Es esa tu manera de decir que quisieras comerme el-

Eddie se separó, dando un golpe suave en donde antes se recostaba. —Te detendré ahí, antes de que digas alguna vulgaridad —Se puso de pie y acomodó sus shorts de pijama para bajar a la cocina.

—Matarías por estar entre estas piernas, Kaspbrak— dijo, alzando la voz para ser escuchado por el castaño que ya salía de la habitación, mostrándole el dedo de en medio como respuesta a la asquerosidad que Richie acababa de decir.

Enseguida imitó la acción del bajito y tras ponerse un par de calcetines descendió por las escaleras.

Pronto se encontró con el castaño de puntitas a sólo unos centímetros de alcanzar el cereal que estaba en la tercera repisa de la alacena. Richie se adelantó y en un ágil movimiento tomó el bote de cereal entre sus manos, dió un fugaz beso en la mejilla a Eddie, soltando una risita burlona y se sentó en una de las sillas.

—Ya casi lo alcanzaba— dijo el más pequeño.

—Si si, como digas, enano.— jugaba con la cuchara metida en el tazón, manteniendo aquella sonrisita y recibiendo una mala mirada por parte de Eddie.— ¿Vamos a salir hoy? ¿O prefieres que nos quedemos a que te de cariñitos todo el día?

A Eddie no tardaron en subírsele los colores a las mejillas, y Richie lo era consciente de ello aunque no lo veía en aquel preciso instante. Le gustaba hacer sonrojar a su novio, era lindo.

[...]

—¡Muah!— el pelinegro dejó otro beso explosivo en el rostro del castaño, haciendo que este suelte otra carcajada.

Llevaban haciendo esto desde el inicio de la película, la cual, por obvias razones ya no veían. Ahora con la cabeza del más bajo recargada sobre sus piernas y el resto de su cuerpo estirado por el sillón, Richie daba mimos a Eddie, rozando su nariz con la piel de este último y provocando un cosquilleo, haciendo que ría y Richie haga lo mismo por la contagiosa risa de este.
Claramente habían elegido quedarse en casa de Eddie el resto del día.