🚬ɪ ʟɪᴋᴇ ᴇᴠᴇʀʏᴛʜɪɴɢ ᴀʙᴏᴜᴛ ʏᴏᴜ

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Eddie

Desperté en el sofá de Richie; su largucho y delgado brazo me rodeaba, y podía sentir el  calmado inhalar y exhalar del pelinegro en mi nuca. Había algunas botellas vacías sobre el piso, y tres cajas de pizza en el centro de la alfombra. Mike durmiendo en un sillón reclinable fue lo primero que vi al abrir los ojos, y después al resto de los perdedores dormir en su saco respectivamente.

Pese a que disfrutaba de la calidez del cuerpo de Richie, levanté su brazo para liberarme intentando no despertarlo, al pararme pude verlo dormido placenteramente, sus pestañas largas dándole sombra a las discretas pequitas en sus pómulos y las ondas de su cabello sin peinar cayendo por su frente.

La noche anterior bebimos un poco, estaba deshidratado. Caminé silenciosamente a la cocina, con intención de regresar a dormir después de tomar algo; preferentemente antes de que Richie notara que no estaba allí, porque se levantaría y ya le he dado mucho trabajo esta semana, merece un descanso.

Me serví un vaso con agua de limón que había en el refrigerador y me senté en la mesa de la cocina. Bebí con calma, y me serví otra vez; me sentía increíblemente calmado, si había estado teniendo semanas difíciles, ésta había sido la peor. Mi mamá apenas y me dirigió la palabra, y si soy honesto, lloré casi todas las noches porque la discusión que tuvimos no dejaba de repetirse en mi cabeza como bucle.

Pero Richie me mantenía feliz durante el día, y mis otros pendientes mantenían mi cabeza ocupada.
La tarde del lunes fui a hacer mi prueba para el equipo de football, entregaron los resultados ayer, viernes; mi nombre no estaba en la lista. Y bueno, supongo que era algo obvio, me veo como un fideo y una semana de practica con Bill no iba a mejorar mi manera de jugar. Me animaron diciendo que ya habría otras oportunidades cuando fuese a la universidad, lo cuál sirvió. Por otro lado, Stanley aceptó ayudarme con la carta de solicitud, y ya casi terminamos; eso me alivia.

De repente la alta figura de mi novio apareció en el pasillo, frotándose un ojo con la mano y caminó hacia mi sin decir nada.

—Hola, niño lindo— bostezó y me dió un besito en la cabeza cuando pasó a mi lado, haciéndome sonreír a medias. Aún sentía mi rostro medio entumido por haber acabado de despertar.

Lo saludé de vuelta y él se sentó junto a mi.

—¿Cómo estás?—. Me había estado preguntando eso a diario, varias veces al día, cómo si supiera que lloro hasta quedar dormido. Juro que a veces siento que puede leer mi mente (cuando tengo antojo de un helado y entonces él pregunta si quiero uno). Quizás mis ojeras más pronunciadas de lo normal me delataron.

—Estoy bien, Rich. Ya puedes dejar de preguntar eso—. Le sonreí con intención de despreocuparlo y que no creyera que estaba siendo grosero o que me molestaba que estuviera ahí. Porque de hecho me hace muy feliz. Dios, me hace TAN feliz. Espero que él sepa eso.–¿Tú?

—Yo estoy bien, spaghetti— me dijo en una risita. Sus labios rojizos encorvados en una pequeña sonrisa.

Mi vista estaban sobre la mesa y la suya sobre mi. Podía sentirla. No sé si él no sepa que noto cuando me ve; porque lo hace seguido, y es muy obvio, me mira como si fuera una obra de arte en un museo lujoso, estudia cada una de mis facciones; posiblemente preguntándose en qué pienso. Pero yo usualmente no digo nada, sólo intento no sonreír y pretender que no me doy cuenta.

—¿Qué tanto me ves, Tozier?— le dije con media sonrisa, aún sin verle a la cara— ¿te gusto o algo?

—¿Es a mí?— se apuntó a sí mismo fingiendo sorpresa.

𝐂𝐢𝐠𝐚𝐫𝐞𝐭𝐭𝐞𝐬 ||reddie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora