La hermana del Dragón Rojo [Akatsuki no yona x oc]

Capitulo 34

Conversaciones, caminatas, descansos, entrenamientos fueron parte de la rutina en el viaje desde la aldea de Seiryuu hasta el próximo destino en busca del Dragón Verde.... El puerto de Awa.

Faltaban casi dos días a pie hasta el nuevo destino, viajando casi sin descansos, sin embargo las noches donde se instalaban en el bosque, reían y comían juntos era lo más preciado para todos en el grupo.

Yune si bien no había vuelto a mostrar sus ojos, había recuperado mayor confianza al hablar con los demás. Sin embargo estaba más seria de lo normal. Durante ese tiempo Yona y Hak comprendieron la razón por la que ella solía tener esa actitud cuando estaban en palacio, era porque se intentaba acostumbrar de nuevo a convivir con los demás...

-- Onee-sama (la pelinegra giró la cabeza hacia donde venía la voz) La cena esta casi lista...

-- Gracias... Yona (sonrió)

-- ¿Cuándo podrás quitarte esa venda Onee-sama?

-- Pronto...

La pelirroja abrazó a la mayor con cariño y se retiró a ayudar a Yoon con la tienda de dormir. Con lo que pudieron recorrer, recordó que había un río poco más atrás, por lo que se levantó sin que nadie la mirara para caminar con cuidado hasta allá.

Escuchó el ruido del agua cerca, y se quedó en el lugar por un buen rato percibiendo los sonidos de su alrededor. No había nadie, solo se escuchaba la intensa corriente de agua.

Después de un momento totalmente quieta, respiró profundo y se desató con lentitud la venda de sus ojos, dejando ver la imagen oscura del bosque y río donde se encontraban. Se acercó con cuidado al río que ya era capaz de ver, y se miró en el reflejo...

Yune: ~ Ya no están tan rojos... Pero no se si sigue siendo peligroso... (puso su mano en el agua) Creo que esperaré hasta mañana para quitarme la venda por completo... no quiero lastimarlos, pero tampoco quiero preocuparlos más... he sido una carga durante todos estos días ~

Dió un fuerte suspiro y puso sus manos en el agua fría dejando que esta fluyera con la fuerza de la corriente, para después juntar agua y mojarse el rostro por completo. Después de un rato mirando el cielo en el mismo lugar, escuchó el sonido de arbustos cerca...