Una antigua historia que reflejaba la verdadera amistad de los dioses dragones era lo que representaba después de siglos a esa nación, incluso representando en los posteriores reyes como el Rey Hiryuu. Pero una parte oculta fue ignorada y olvidada e...
Cada palabra que dijo resonó en el interior de cada uno e incluso de algunos aldeanos que la alcanzaron a escuchar, amortiguando los terribles pensamientos que los atormentaban por el estrés de ese momento...
-- Onee-sama... ¿Qué fue eso? (emocionada) Sentí que se me erizaba la piel...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-- Fue el poder de Kuroiryuu-sama (sonrió) Tenemos que crear la salida ...
-- Por supuesto Hime-sama... después de todo, mientras esté con ustedes no tienen nada que temer (dijo Ki-Ja soltando la venda de su brazo de Dragón)
-- Ki-Ja ¿qué vas a hacer con tus garras? (preguntó Yoon preocupado)
-- ¡Excavaré! (gritó e hizo crecer su garra asustando a los aldeanos)
-- ¡Monstruo!
-- No hagan ruido (serio) Los guardianes de la aldea del Dragón Azul son patéticos... Ya les dije que soy el Dragón Blanco
-- ¡E-el Dragón Blanco!
-- ¡De verdad hay otros que poseen el poder maldito de los dragones!
-- ¡Ahh! (gritó el joven al que se le había roto la máscara) ¡No más! Fue él... Él lo hizo. Vivimos en este agujero por su culpa ¡Déjenme salir!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-- ¿Por qué? ¡¿Por qué el poder del Dragón Azul es una maldición?! (preguntó Yona recordando lo amable que es. Yune en ese momento trataba de controlar su enojo para no empeorar la situación)
-- No saben lo maligno que es... (respondió otro aldeano)
-- Él no es malo (dijo Yune)
-- ¡Los extraños no lo entenderían! (gritó el que no tenía mascara) Por generaciones, han nacido monstruos con ojos de dragón en nuestra aldea. Vivimos con temor al poder del Dragón Azul. Incluso si muere, el hijo de alguien más se vuelve el dragón azul ¡Pasamos toda nuestra vida con el temor que nuestros hijos sean los próximos!