𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐈𝐍𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐄𝐋𝐀𝐍𝐓𝐄𝐑𝐎𝐒 || 𝐈𝐧𝐚𝐳𝐮𝐦𝐚 𝐞𝐥𝐞𝐯𝐞𝐧¹

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ARIANNA SHARP
📍HOSPITAL

Cuando estaba oscureciendo, me aseguré de nadie estaba en el hospital ya, y fui a visitar a Shawn.

Había sido un día muy largo, después de enterarnos de que Shawn tiene dos personalidades, la suya y la de su hermano, y que su hermano aún era capaz de controlar a Shawn...teníamos mucho que procesar.

Llegué hacia la habitación de Shawn después de dar su nombre y apellido en recepción.

Entré quitándome los zapatos por si llegaba a hacer un mínimo ruido que despertase a mi amigo.

El silencio que había en la habitación me dejaba pensar tranquila, posé mi mirada en la ventana, que al ser tan alta podía ver toda la ciudad.

Apoyé mi cabeza en el vidrio mientras observaba mi propio reflejo, había veces que era tan insegura conmigo misma, incluso para chutar un simple balón le daba mil vueltas.

Parecía una chica segura de si misma, con autoestima y carisma, y en cierta parte lo era, pero luego está la otra cara de la moneda, la insegura e insatisfecha conmigo misma. El lado que solo conocían dos personas, Jude y Axel.

Me atrevería a decir que ellos dos me conocen más que yo misma, y aunque en un principio le guardaba rencor a Axel, aprendí que no me servía para nada tener ese sentimiento hacia él, que lo único que hacia era perjudicar al equipo, que los dos delanteros se lleven mal entre sí, no era muy bueno.

—Ari...—Escuché la voz rasposa de Shawn.

—Shawn, estás bien.—Me senté en la silla al lado de su cama mientras acariciaba su pelo con cariño, sabía que le encantaba que le toquen el pelo.

Hablamos sobre todo lo que pudimos, incluso le dije que me quedaría con él, pero se negó diciendo que tenía que descansar bien.

Acepté a regañadientes.

(...)

Me enteré que Nathan había abandonado la Caravana Inazuma, recibir esa noticia nada más llegar fue como un balde de agua fría.

Estuve todo el día sin ganas de nada, Mark se había encerrado en la azotea del Fauxshore y no quería levantarse de allí por nada del mundo. La verdad es que lo entendía, si yo lo quería muchísimo y lo había conocido después que Mark, imagínate como lo debe de estar pasando él, que Nathan fue unos de los primeros en unirse al equipo cuando solo eran siete.

Estaba tan en la mía que me hablaban y pasaba olímpicamente de la cara de aquella persona, daba igual quién sea, de normal, habría entablado una conversación con aquella persona sobre cosas triviales, pero no me sentía de humor para aquello.

Pasaron días y Mark seguía ahí sentado, había llovido y no se había movido ni para refugiarse, tampoco tenía hambre ni ganas de jugar al fútbol.

Entendía a Mark, pero me estaba empezando a preocupar.

Cuando los chicos estaban entrenando decidí subir a la azotea.

Me senté junto a él abrazándolo por los hombros, en un intento de hacerle saber que estoy aquí para él, que me puede contar lo que sea.

—Te agradezco mucho que hayas venido.—Susurró con su vista en el suelo.

Me puse frente a él aún sentada y le levanté la barbilla.

—Se que te duele mucho que un amigo tuyo se haya ido del equipo, y más cuando está junto a ti desde que empezasteis.—Clavó su mirada en mi.—Pero Mark, ¿no crees que a Nathan le gustaría que nos superáramos a nosotros mismos? Él volvera, Mark, nadie puede estar lejos del Raimon, ni lejos de ti.—Sonrió en mi dirección.

Solté todo el aire que estaba conteniendo cuando me dedicó esa sonrisa, estaba muy nerviosa, no era buena dando discursos emotivos.

Estábamos todos en la caravana inazuma, Todd también se había ido, dejando una carta.

—"Capitán, amigos, yo también abandono el equipo. Nathan tenía mucha razón. Por mucho que entrenemos, jamás podremos alcanzar a la Academia Alius. Si consiguiésemos derrotar a Génesis. Seguro que aparecería un equipo mucho más fuerte...Este es el límite para mí. Lo siento mucho."

Sin quererlo, las lágrimas se deslizaban por mi mejilla, una tras otra.

Sabía que la partida de Todd y Nathan hundiría más al equipo.

Mark veia desde arriba como yo machacaba al pobre Darren con mis chuts, su cara de sorpresa al ver el esfuerzo y empeño que le ponía Darren a esto, era indescriptible.

Habían pasado muchas cosas después de aquella carta de Todd, la entrenadora casi echa a Mark del equipo, poniéndome a mi de capitana, me negué rotundamente, Mark es y será el único capitán del Raimon.

Entregándole mi confianza a Darren, chute con mi Tormenta eléctrica, sabía que podría pararla.

Y lo hizo, la paró con total seguridad.

Lo felicité eufórica, Darren se había convertido en aquel hermano pequeño que nunca tuve.

Estaba muy orgullosa de él.

—Que intensa.—Soltó Nelly con una risa.

—No le digas eso que encierra sus sentimientos durante un año.—La secundó Jude.

—¡Sí, ya está! ¡Lo he logrado Mark!

Sabía que esto motivaría lo suficiente al capitán para bajar de aquella azotea.

Vale, este capítulo a sido un chin más corto q los demás, pero no pasa nada
😘🤝
Ni siquiera lo voy a corregir así q si ven alguna falta re rara es x eso