El regreso de la Muerte.

17

Tal y como Lucifer me había comentado cuando me llamó, los hermanos de JungKook se reunieron conmigo pocos días después.

Al parecer ninguno esperaba alguna explicación por mi parte pues Lucifer ya se lo había dicho absolutamente todo, sus rostros serios y afligidos eran la mayor prueba de ello.

—A pesar de que Lucifer nos lo contó todo, aún no logramos entender nada.— Nam Joon fue el primero en hablar, después de diez minutos incómodos de silencio y miradas llenas de preocupación, discordia y dolor.— ¿Sabes que harás?— negué con la cabeza, ¿a caso mentir en un momento como aquel serviría de algo?

No tenía ni la más mínima idea de qué hacer; no podía evitar la muerte de JungKook, y además de eso, debía encontrar la forma de ser castigada nada más el muriera. 

—El simple hecho de mantener contacto con él ya es motivo de castigo, además, — Jimin, quien trataba de mantener una mirada dulce hacia mí, habló.— supongo que el hecho de que recuerde su vida humana también es un problema para Dios.

Todos asentimos ante sus palabras, de cierta forma tenía razón pero, según sabíamos, JeonGguk fue asesinado por acabar con la vida de mi padrastro, no por haberse mantenido en contacto conmigo.

—Dios podría simplemente borrarme la memoria y hacer como si nada hubiera pasado. — solté lo que pensaba en aquel momento.— Incluso podría castigaros a vosotros por saber todo esto y no haber hecho o dicho nada.— YoonGi, quien aún parecía estar ciertamente cabreado conmigo, asintió dándome la razón.

<<Mía>>

La voz que susurró mi nombre vibró en mis oídos, sabía perfectamente a quién le pertenecía, y si me hubiera llamado en cualquier otro momento me habría llenado de alegría, pero en ese mismo momento, verle no era algo que me alegrara, mucho menos cuando estábamos tratando de encontrar una forma de cumplir con lo que Lucifer nos había dicho.

—Os llamo en dos minutos.— fue lo único que pude pronunciar antes de desaparecer de aquellos cielos oscuros.

Abrí los ojos, viendo en seguida el pelo negro de JungKook dándome la espalda. Suspiré sin saber muy bien que decir o hacer, al fin y al cabo la última conversación que tuvimos se volvió incómoda y, además, ahora se había añadido el problema de que él moriría pronto.

—Mía, ¿estás aquí?— aguanté el aliento durante unos segundos, seguía sin acostumbrarme a que no pudiera verme.

—Sí.— mi voz debió sonar demasiado dura o seria, porque en seguida se giró en mi dirección, con una expresión de lo más preocupada.

—Yo, lamento lo que dije el otro día, sé que debió ser incómodo y, — sus ojos bailaban por toda la habitación, aunque yo me mantenía en el mismo sitio, abrazada a mí misma sin saber qué hacer o decir.— no quiero perder esa amistad que hemos tenido hasta ahora.

—No es tu culpa.— mi voz sonaba derrotada.— De hecho hay algo que necesito contarte. — su expresión se mantuvo llena de preocupaciones, pero además, su cuerpo se tensó.— He conseguido volver a contactar con los que fueron tus hermanos cuando eras un Ángel de la Muerte, de hecho estaba hablando de algo realmente importante con ellos justo cuando me llamaste.

—Oh, lo siento por haberos interrumpido. — pude ver cómo su lengua chocaba contra su mejilla al notar ese pequeño bulto, era un gesto que no había cambiado en absoluto en ninguna de nuestras vidas.

—Es algo que te incumbe, así que voy a llamarles para que vengan, ¿estás bien con eso?— asintió pero su rostro mantenía la misma expresión de indignación.— No sé si podrás oírles, pero si no puedes, te diré lo que dicen.