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Escuché como la voz de un chico me nombraba, fue un sonido lejano, casi como un susurro. En seguida tuve la misma sensación que la primera vez que tuve que encargarme de llevarme un alma.

En esa ocasión cerré los ojos creyendo que así la sensación disminuiría. Al abrir los ojos estaba en un lugar completamente desconocido, con un chico a mi lado, que al igual que yo contaba con dos alas negrass en su espalda, estaba sentado sobre un tejado, mirando hacia el cielo, en sus ojos pude ver un rostro extrañamente entristecido.

—¿Me has llamado tú?— pregunté completamente expectante por su respuesta. El chico dio un pequeño bote en su lugar antes de mirarme, en sus ojos marrones pude ver la sorpresa que más tarde se extendió en su expresión.

—No.— negó antes de lanzarse hacia mí con los brazos extendidos y una sonrisa rectangular.— No puede ser, Mía, ¿eres una de los nuestros?— asentí, su voz y rostro me resultaban familiares.

—Supongo, — respondí dudosa, estaba tratando de recordar quién era.— me suenas mucho, ¿a caso te conocí cuando era humana?— mi pregunta pareció dejarle anonadado.

—¿Recuerdas tu vida humana?— asentí, pues recordaba gran parte de ella, aunque, sin duda alguna, había partes que faltaban en mi memoria o estaban demasiado borrosos como para poder tener una pista si quiera.—¡Eso es genial!

—Hay cosas que no logro recordar del todo, y muchas cosas borrosas. Pero es algo normal, ¿no?—el chico frente a mí negó al mismo tiempo que su sonrisa desaparecía.

—Nuestros supuestos padres eliminan todos los recuerdos de nuestra vida humana al convertirnos en esto.— una de mis cejas se alzó.— Pero que tú puedas recordar es algo muy bueno, debemos hablar con los chicos, ellos podrám-

Corté sus palabras.

—¿Nam?, ¿quién es Nam?, me suena mucho su nombre.— la euforia del chico desapareció de golpe.

—¿Qué es lo que recuerdas?

—Hm, no mucho a decir verdad, sé que tengo un hermano que se llama Luhan, que mi padre falleció cuando era una niña, a mi madre, mi padrastro que nos mató a mi hermano y a mí, a Hye, mi mejor amiga, las vecinas que nos cuidaban y ayudaban siempre que podían...— expliqué muy por encima.— Recuerdo también que, de vez en cuando una sensación de calor me arropaba por las noches, y que durante un tiempo, antes de morir, hubieron personas que me ayudaron mucho, pero no logro recordar nada sobre esas personas, sólo Hye.

—Tus recuerdos con nosotros no están.— su expresión se entristeció durante un segundo.— No pasa nada, seguro que dentro de poco podrás recordarnos de nuevo.— su positividad fue como un golpe en la memoria y un nombre vino de golpe a por mí.

—Tae, — en aquellos recuerdos que estaban borrosos apareció él, haciéndo el tonto, ayudándome y apoyándome.— eres TaeTae. —sonreí al recordarle.

Sus ojos brillaron con fuerza antes de volver a abrzarme con fuerza, en esa ocasión sí que devolví el gesto con cariño.

—Genial, tenemos que llamar a los demás, seguro que se pondrán contentos al verte.— asentí un tanto asustada por cómo haría para recordar a los demás.— Hace tantos años que no hablamos todos, desde que Kook desapareció.— la tristeza le inundó por completo.

—¿Quién es Kook?— el chico negó ante mi pregunta, parecía ser que esa persona era muy importante para él.

—Antes de hablarte de él debemos vernos todos.— sentenció con una felicidad que disimulaba de mala manera el añoro que reflejaban sus ojos.

El regreso de la Muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora