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El corazón de ChoRong se encogió. Y se le hizo imposible no sonreír antes sus palabras, que la habían conmovido. JongDae la cogió de la barbilla con suavidad, obligándola a que lo mirara a los ojos y fue acercándola lentamente hacia él para volver a besarla. Instintivamente ChoRong cerró los ojos, esperando la suavidad de sus labios tocar con los suyos pero un fuerte gruñido proveniente de MungMung que hizo que se separaran, algo exaltados.
— ¡Mungie~! – le regañó, puesto que el perrito se había puesto a ladrarle a JongDae como loco – No vuelves a ladrar Mungie, sino olvídate que dormirás conmigo hoy... Por favor.
JongDae se mordió el labio inferior. Cuanto le gustaría poder tomar el lugar de MungMung por las noches...
— Hazlo callar. Si vuelve a ladrar... Se va a la puta calle – dijo Chen, mientras fulminaba a MungMung con la mirada. Ella entrecerró los ojos, cogió al perro entre sus brazos y se levantó. JongDae imitó su acción.
— Deberías controlarte, es solo un cachorro.
— Un cachorro estúpido que te quiere alejar de mi – le espetó entre dientes. ChoRong fulminó a JongDae con la mirada y se giró. Caminó hacia la puerta para entrar a la casa. Él solo pudo centrar los ojos en su trasero.
— Bonito culo, guapa.
— Que te den – le levantó el dedo de al medio, antes de abrir la puerta y desaparecer.
JongDae soltó una carcajada. Se volvió a sentar en el césped, justo donde estaba ChoRong. Miró hacia el cielo. Atardecía, ¿Desde cuanto los días se le hacían tan cortos? Quizás, era la compañía de ChoRong el cual hacia los días más divertidos... Sacudió su cabeza y se levantó para entrar a la casa en busca de algo para beber.
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De día. ChoRong se despertó, miró la hora en la mesita de la noche. 9:46 am. Giró sobre el colchón, despertando a MungMung también y se levantó deslizando sus pies en las zapatillas de descanso. Caminó por el pasillo y bajó las escaleras con pereza al mismo tiempo que MungMung la seguía por detrás. Mientras se tallaba los ojos con ambas manos y bostezaba, pasó por la sala principal y cuando quitó las manos de su cara se encontró con dos miradas masculinas sobre ella. Uno era JongDae, y él otro... no lo conocía.
— Buenos días – saludó, esbozando una tímida sonrisa. Mungie se escondió detrás de ella.
— Buenos días – respondió JongDae, se levantó y se le acercó. Su acompañante hizo lo mismo –él es MinSeok – le presentó.
— Mucho gusto, preciosa – dijo MinSeok, estirando la mano hacía ella.
— Soy ChoRong... Un gusto también – sonrío. Se volteó y presto su atención esta vez en MungMung – vamos a desayunar, estoy muerta de hambre.
