JongDae lanzó una maldición mientras tomaba sus zapatillas favoritas, las cuales ahora estaban completamente dañadas y ensuciadas por la saliva de Mungie.
— Perro inútil – susurró mientras lo fulminaba con la mirada – juro que te arrepentirás de haberlo hecho – MungMung movió la cola y, como si se estuviera burlando de él, levantó la cabeza y se acercó para quitarle las zapatillas de las manos – Quédatelas, ya no me sirven – gruñó.
Mordiendo las zapatillas con la boca, MungMung se las llevó a un rincón de la sala y se acostó para concentrarse en la faena de morderlas. Desde que JongDae se compró esas zapatillas MungMung había prestado toda su atención en ellas, y al darse cuenta de eso, JongDae las había cuidado con su vida escondiéndolas de él. Pero justo hoy se descuidó y en menos de lo que pensó él ya los había encontrado al dejarlas tiradas en su habitación.
MinSeok se rió por detrás.
— ¿Qué pasa? ¿Desde cuando te dejas manejar por un perro? Yo si fuese tú le enseñaría quien manda en esta casa.
— Créeme que eso es lo que mas me gustaría hacer – bufó – pero si lo toco ChoRong me corta las pelotas.
— Pagaría por ver eso – sonrió y JongDae lo miró mal – vamos, no te enojes, pero ambos sabemos que MungMung fácilmente te ganaría en todos los sentidos.
Y era verdad. Ahora, MungMung no tenía el tamaño de un cachorro, sino que tenía el tamaño perfecto de un saludable Rottweiler adulto. MinSeok miró su reloj de pulsera.
— Me voy. Se hace tarde y tengo que llegar temprano a casa, de seguro HyeMin ha de estar esperándome.
JongDae asintió y MinSeok se fue. Las últimas semanas, MinSeok había viajado a Alaska para ver a JongDae y pasársela bien, pero lo que nunca imaginó, fue que iba a conocer el amor de su vida. Ahora tenía a HyeMin y el tiempo que iba a pasar en Alaska se extendió.
ChoRong apareció en la sala bajando las escaleras después de haber llamado a sus padres. Desde el día en que les contó la idea de mudarse con JongDae a Alaska, ellos la habían apoyado desde el principio, siempre y cuando los llamara continuamente para saber como estaba.
— ¿Ocurre algo, Dae? – preguntó mientras caminaba hacia él – te noto tenso.
— Tu perro. Míralo – se volteó a verlo, y no pudo evitar soltar una carcajada. JongDae la miró mal.
— No te rías, de verdad amaba esas zapatillas. Eran de los Lakers, edición limitada, ¿Sabes lo que significa eso?
— Bueno, te dije que si no las cuidabas bien, MungMung te las iba a romper.
— Lo odio.
ChoRong Puso los ojos en blanco. Sabia que no hablaba enserio, y que en lo más profundo de su corazón lo quería y que disfrutaba pelear con él. Jadeó y se tambaleó hacia atrás. JongDae la cogió del brazo y la miró, preocupado.
— ¿Estas bien? – ella le regaló una sonrisa débil.
— Si, lo lamento. Es que el bebé da patadas como mula.
Los ojos de JongDae se iluminaron. Suavemente, posicionó sus manos sobre su ahora abultado vientre y lo acarició. Pudo sentir bajo sus manos a su pequeño hijo moverse en el interior de su vientre y el corazón le latió rápidamente por la emoción. ChoRong tenía siete meses de embarazo, y cada día que pasaba y la veía con su hijo en su interior, como si fuese posible, él sentía que la amaba cada vez más.
— Dios, ya no puedo esperar a que nazca – murmuró con la voz temblorosa.
— Ni yo – sonrió.
— ¿Crees que se enfade si te bese? – preguntó refiriéndose a MungMung.
— No lo sé, pero a mi si me importa si no lo haces.
— Entonces, ven aquí – ordenó con un ronco gruñido.
ChoRong sonrió y lo besó. Luego JongDae se separó un poco y la miró con todo el amor que sentía por ella.
— Al fin soy feliz, ChoRong. Tú me haces feliz.
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Muchísimas gracias por seguir y apoyar esta historia.
Capítulo editado; 28/08/19
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Acosada | K.JD » EXO | +18 | TERMINADO |
Fanfiction«Te estaré vigilando...» ↪ Historia adaptada. ↪ Advertencia: Contenido vulgar y explícito. ↪ Capítulos cortos.