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— Ya puede entrar a ver a su amigo, señor WooHyun. Tiene media hora para hablar con él – dijo y abrió la puerta.
JongDae asintió y entró. Había conseguido una identificación falsa gracias a KyungSoo con el nombre de WooHyun diciendo que era un amigo de la familia de HyunJin. Afortunadamente, ninguna persona lo había descubierto y logró entrar sin problemas. HyunJin estaba sentado en el centro de la habitación, con los brazos apoyados en la mesa y la cabeza agachada. Solo entonces cuando escuchó la puerta cerrarse alzó la mirada. La expresión de su rostro se transformó en una de sorpresa cuando lo vio.
— ¿Hijo?
— Hola papá – dijo mientras corría la silla y se sentaba al frente de él – ¿Cómo has estado?
— Bien, supongo – dijo, frunciendo el ceño – cuando me dijeron que un tal WooHyun vendría a visitarme, no me lo creí. Debí suponer que eras tú. ¿Cuántos años han pasado desde que no te veo? ¿tres, cuatro?
— Cinco – le corrigió – dejé de verte cuando cumplí diecinueve.
— Bueno – susurró y se recargó en la silla – sabes que todos te están buscando en este momento, ¿Verdad? ¿Qué le hiciste a esa pobre chica?
— Yo no le hice nada – gruñó – ella está bien conmigo.
— Debes entregarla – JongDae lo miró enfadado.
— No lo haré. Luché mucho por tenerla. ChoRong me pertenece.
— ChoRong... – repitió – recuerdo que una vez la vi. Pero si ella tiene apenas quince años...
— Ella creció, papá. Tiene veintidos años ahora.
— Oh... – suspiró – recuerdo que cuando me visitó, ella hablaba mucho de ti. Es una buena chica, me agrada. Pero debes entregarla a la policía, por favor – sus ojos le imploraron que le hiciera caso, con un destello de padre protector, que JongDae no veía desde hace tiempo – no quiero que tengas problemas después y te pudras en la cárcel. Por Dios, tan solo mírame. Cometí errores y ahora estoy pagando por ellos. Cuando ChoRong me visitó, es cierto que le pedí que te hiciera creer que estaba muerto. Pero lo hice para protegerte. No quería que terminaras como yo.
— Eso ya pasó – dijo clavando su mirada en la suya, perfectamente iguales. Los rasgos en el rostro de HyunJin eran duras, definidas, mientras que en las de él eran más suaves, y en el cabello de HyunJin ya estaban apareciendo las primeras canas. Pero había algo en ellos dos que nadie se los quitaba. Su sonrisa – si por algo vine aquí, fue para arreglar las cosas entre nosotros dos. Pero no me digas que entregue a ChoRong, porque no lo haré.
Para la sorpresa de JongDae, HyunJin sonrió. Cuando lo miró, sus ojos demostraban admiración.
— La amas.
Era una afirmación y JongDae lo sabía. En cuanto lo vio a los ojos, su mirada era tierna al pensar en ChoRong.
— Si, papá. La amo muchísimo.
Era la primera vez que JongDae no se avergonzaba al expresar sus sentimientos. Siempre se demostraba a sí mismo como un hombre duro, pero en parte ChoTong lo había ayudado a ablandarlo.
— Me alegra oír eso – sonrió – me gusta que luches por lo que quieres. Pero por favor, ten mucho cuidado. No quiero verte el día de mañana por aquí en la cárcel.
— No te preocupes, sé lo que hago– de repente, la puerta se abrió. El guardia entró.
— Lo lamento señor Park, pero ya se tiene que ir. El tiempo de visitas ya terminó – dijo, mientras se acercaba donde HyunJin.
Por costumbre, HyunJin alzó los brazos y dejó que el guardia lo esposara. JongDae asintió y se volteó a ver a su padre antes de irse.
— ¿Vendrás a verme mañana?
— Claro que si. Te lo prometo.
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