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ChoRong cerró la última maleta que llevaba consigo mientras sonreía más tranquila, su decisión de apartarse seria una nueva oportunidad para por fin librarse de JongDae.
— Ya estoy lista – sonrío satisfecha.
— Ronnie, no es necesario que te vayas aun. Puedes quedarte los días que quieras aquí – dijo su amiga, mirándola con preocupación.
— Gracias JiEun, pero ya he estado mucho tiempo en tu casa y ya es hora de que empiece con mi nueva vida.
— Está bien – dijo, no muy bien convencida – ¿Llamaste a tus papas?
— Si – hizo una pausa – me dijeron que me mudara con ellos.
— ¿Y que les dijiste?
— Que no. Yo paso, soy una mujer adulta y no pretendo estar el resto de mi vida escondiéndome detrás de mis papas. Además, si JongDae me llegara a violar no quiero que sea en la casa de ellos – se río, burlándose de la situación en que estaba, pero a su amiga no le causo nada de gracia, pues la miraba seria – lo siento...
— Sabes que tus papas se preocupan por ti, ChoRong.
— Lo sé – suspiro pesadamente – es solo que no quiero causarles problemas, con lo enfermo que está mi papá ya es mucha presión para ellos, para que también tengan que soportar mi angustiante situación.
JiEun tomo su mano derecha y la palmeó un par de veces, demostrándole así que tiene todo su apoyo.
— Sabes que por cualquier cosa, yo estarte aquí para ti. Por cierto, ¿JongDae te ha vuelto a llamar o mandar cartas?
— Hasta ahora nada. Incluso creo que lo estoy empezando a extrañar – bromeó otra vez, y JiEun la fulminó con la mirada – lo sé, mal chiste.
— No entiendo como te lo puedes tomar tan a la ligera teniendo a un loco como él vigilándote las 24 horas del día – dijo, negando con la cabeza – jamás me has hablado de él, ¿Antes ya lo conocías? – la pregunta de JiEun la hizo tensarse.
— No, jamás lo había visto en mi vida – mintió –bueno, ahora vámonos o sino perderé mi vuelo.
Juntas salieron del departamento y se subieron al auto de JiEun. Al llegar al aeropuerto de Corea, se bajaron y buscaron el vuelo que tomaría ChoRong.
— Pasajeros con destino hacia California, se les solicita abordar el avión – anunció una voz, algo mecánica que provenía del interfono, haciendo entre comunicados pausas breves – Pasajeros con destino hacia California, se les solicita abordar el avión – repitió.
— Es mi vuelo – susurro – gracias por todo JiEun, has sido la mejor amiga que he tenido – y la abrazó fuertemente como despedida.
— No hay nada que agradecer – frotó su espalda y se separaron – llámame en cuanto llegues, ¿Si? Quiero estar al tanto de todo.
— Vale – sonrío y se giro, le entregó el boleto de su vuelo a una azafata que los recogía y se volteo una vez mas, para ver por ultima vez a su amiga – ¡Adiós, cuídate! – alzó los dedos en forma de paz. JiEun se río y mientras agitaba su mano en el aire se despidió de ella.
Las puertas se cerraron y ChoRong abordo el avión. Busco su numero de asiento y se sentó, justo al lado de la ventanilla. El avión emprendió su vuelo y mientras escuchaba música, miraba el paisaje por la ventana polarizada, convenciéndose a sí misma de que ahora los días de terror iban a acabar y que JongDae no se iba a interferir más en su vida.
Pero todo no era como ella lo pensaba, no cuando se trataba de JongDae.
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