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JongDae suspiró aliviado. Al fin, después de largas horas de viaje ya estaba de vuelta. Caminaba apresurado por el aeropuerto con su maleta en la mano. "De seguro ChoRong ya debe de estar extrañándome", río tontamente al pensar en ello. ¿Ella, extrañarlo? ¿Sería posible? Porque él si la había extrañado. Muchísimo. Lo único que quería era poder llegar rápido a casa, abrazarla fuertemente y besarla.
Tan solo sentir la suave piel de ella formar contacto con la suya, al mismo tiempo que le susurraba frases cariñosas al oído mientras le hacia el amor lenta y tiernamente. Su corazón anhelaba estar junto a ella otra vez. Sonrió, enamorado. Los últimos días que los había pasado junto a su padre entendió lo importante que era para él. No podía negar que disfrutó de su compañía, pero aun así estando con él no podía quitar de su mente la hermosa imagen de ChoRong diciéndole cuanto lo quería.
"Te quiero".
Tan solo quería escuchar esas dos palabras desde los labios de ella una vez más. Su cabeza y corazón solamente tenían lugar para ChoRong.
— ¿Qué me has hecho, ChoRong?- susurró mientras cruzaba las puertas automáticas del aeropuerto para tomar un taxi.
Lo había cambiado. Definitivamente ya no era el mismo. Y de repente, se dio cuenta de algo.
Hwang ChoRong lo hacía desear querer ser mejor persona.
Y oh Dios, cuanto la amaba. Debía decírselo, ya no lo quería ocultar más. La amaba y se lo diría apenas cuando llegue a casa. De pronto, su celular comenzó a sonar en el bolsillo de su pantalón. Rápidamente lo sacó y se dio cuenta que era MinSeok quien lo llamaba.
— ¿MinSeok?
— Chen, ¿Dónde... dónde estás? – preguntó con la voz temblorosa.
— Ya llegué. Estoy en el aeropuerto a punto de tomar un taxi.
— No te muevas de allí. Pasaré a buscarte – JongDae frunció el ceño ante la rapidez con que hablaba su amigo. Tenía la respiración agitada y se le notaba nervioso.
— No te preocupes, MinSeok. Tomaré un taxi así llegaré más rápido a casa.
— ¡No, no vallas a tu casa! – exclamó, y eso a JongDae le extrañó.
— ¿Por qué? ¿Le ha pasado algo a ChoRong? – Él permaneció en silencio. Sólo entonces JongDae empezó a entender lo que pasaba y se imaginó lo peor – MinSeok, dime donde está ChoRong – dijo aunque su voz era suave, demostraba firmeza al mismo tiempo.
— JongDae
— ¡Dime! – exigió, a punto de perder toda la paciencia.
— Se la llevaron. Han encontrado a ChoRong.
Agua helada corrió por las venas de JongDae. La furia se plasmó por todo su rostro, y apretó con tanta fuerza el celular en su oído que lo escuchó crujir por dentro. Cuando habló, su voz era ronca y grave.
— ¿Cómo pasó? – preguntó en un intento por mantener la calma. Pero le era inútil. Sentía tanta ira en ese momento, que quería destruir todo a su alrededor. Iba a golpear algo... alguien.
— No lo sé. Iba a tu casa para ver a ChoRong cuando vi todos los autos policiales alrededor.
— Imbécil, te dije que la vigilaras bien – gruñó.
— ¡Lo sé y lo lamento! Pero ahora lo importante es saber cómo la ubicaron.
— ¿Cómo supieron donde estaba mi casa?
— Por lo que supe... KyungSoo te delató.
JongDae apretó los dientes. Siempre había sabido que KyungSoo era un obsesionado con el dinero, pero lo que nunca pensó, fue que lo iba a traicionar de esa forma.
— Hijo de la grandísima puta – masculló – él me las va a pagar.
— JongDae, concéntrate. Pasaré por ti al aeropuerto.
— No te preocupes, iré a tu departamento. En cinco minutos estoy allá – dijo y colgó antes de que MinSeok pudiera responder.
JongDae guardó su móvil y se subió al primer taxi que encontró. Mataría a KyungSoo... A él y todas las personas que querían alejarlo de ChoRong.
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