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ChoRong bajó de las escaleras con el libro en la mano, lo dejó encima de la mesa y comió un poco de lo que le sirvió JongDae. Después, cuando ya era de noche, se acomodó en el sillón de la sala principal y encendió la lamparita que estaba a un lado para seguir leyendo el libro.
Horas después, ChoRong ya estaba que terminaba de leer el libro. Paso a la siguiente página cuando de repente cayó una fotografía de entremedio del libro hacia el piso. Se inclinó para recogerla, la volteó y al instante la sangre se le heló. Ella era quien estaba en la fotografía, junto con JongDae. El pasado inundó su mente, y recordó cuando le tomaron aquella foto. Los dos eran unos simples adolescentes, pero joder, se querían con tanto amor...
— ChoRong ven acá – lo había llamado JongDae – tomémonos una foto juntos.
— ¿Otra vez? – se quejó – nos tomamos una foto todos los días, ¿No te basta con las que tienes ya?
— No – dijo divertido. Amaba hacerla enfadar – ahora ven aquí – ChoRong no dijo nada más y se le acerco. JongDae la rodeo de la cintura y apunto el lente de la cámara al frente de ellos. Sonrieron, y flash — Salio bien – sonrío JongDae viendo la imagen en la cámara.
— Déjame ver –observó la foto y al instante en su rostro se dibujó una expresión de terror – ¡Pero que fea salgo! Bórrala – y JongDae entrecerró los ojos.
— No la voy a borrar, sales preciosa – le dijo con toda la sinceridad del mundo. Y es que para él, ChoRong era hermosa en todos los aspectos.
— Bueno, ahora vamos a mi casa. Recuerda que tenemos que estudiar para el examen de Biología – lo tomo del brazo y lo jaló, pero este no se movió.
— Quedémonos un rato más aquí. Por favor – le pidió.
— Está bien, pero después nos volvemos a mi casa, ¿Vale? – Esa sonrisa, esos ojitos, y esa carita que parecía de ángel... Él no podía decirle que no.
— Si – le dijo él embobado.
— Prométemelo.
— Te lo prometo.
ChoRong sonrío amargamente sin despegar sus ojos de la fotografía. En la escuela ella siempre deseaba lo mejor para él. Quería que JongDae tuviera éxito en su vida, así como lo pudo tener ella...
ChoRong escuchó el auto de JongDae aparcarse afuera. Cerró rápidamente el libro, apagó las luces y corrió escaleras arriba para encerrarse en su cuarto. Se acostó en la cama y se escondió bajo las sabanas.
***
Al día siguiente el cantar de los pájaros despertó a ChoRong. Giró sobre la cama, aun sin abrir los ojos y hundió su cara en la almohada. No tenia ganas de levantarse, y sobre todo no quería encontrarse con JongDae otra vez. Cuando de repente, unos ladridos familiares provenientes del primer piso la incitaron a levantarse. MungMung.
— ¿MungMung? – se levantó y salio de la habitación. Bajó las escaleras y los ladridos se oían cerca cada vez mas – ¡Mungie! – exclamó cuando lo vio.
jongDae lo estaba sujetando de la correa, lo soltó y el perrito se lanzo hacia sus brazos. ChoRong lo abrazó mientras que MungMung meneaba su colita en gesto de alegría para luego acomodarlo en sus brazos y dirigirse hacia JongDae.
— ¿Dónde lo encontraste?
— Estaba en el parque acostado durmiendo. Al parecer no se había movido de ahí desde que te secuestre – le explico simplemente – tuve pena por él, y pensé que seria mejor dejarlo bajo tu cuidado.
ChoRong asintió, sabiendo que en el fondo lo que estaba tratando de decirle era que se preocupaba por ella.
— Gracias por eso.
— No hay de qué.
— ¿Qué traes ahí? – preguntó refiriéndose a las bolsas que sostenía de su mano izquierda, y JongDae sonrío.
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