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De noche. JongDae bajó las escaleras y cuando pasó por la sala principal, se encontró con una imagen enternecedora. ChoRong estaba sentada y dormida sobre el sofá, MungMung estaba acurrucado entre sus piernas dormido y ella sostenía con una mano el control remoto de la televisión, mientras que la otra estaba sobre MungMung, como si se hubiese dormido mientras lo acariciaba.
JongDae caminó hacia ella y con cuidado, apartó a MungMung sobre sus piernas y tomó el control para apagar el televisor. Dejó a MungMung sobre el sofá y tomó a ChoRong entre sus brazos, para subir las escaleras y caminar hacia su habitación. Encendió la luz y con delicadeza la acostó sobre la cama, para luego sentarse sobre el borde de la cama y mirarla.
Apartó un mechón de su cabello que se había posado sobre su rostro y lo acomodó detrás de su oreja. Demonios, la mujer era realmente bella. Bajó su mirada hacia su vientre plano e imaginó cómo se vería embarazada. Sería sin duda hermosa. No estaba pensando en lo hacía hasta que se dio cuenta que estaba deslizando sus manos por su vientre. Él calor de su piel lo coloco duro al instante, deseándola.
Ella era una tentación. Una terrible tentación.
JongDae se apartó y se levantó. Un segundo más, y la tendría desnuda sobre la cama. Inconcientemente, ChoRong se giró dándole la espalda a JongDae, y una bonita vista de su trasero también. Maldiciendo por lo bajo, retrocedió y salió de la habitación.
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JongDae se despertó con la respiración agitada. Se pasó la mano por la frente sólo para darse cuenta de que estaba sudando. Y excitado. Había estado soñando con ChoRong. Y joder, parecía tan real... Aun podía sentir sus calientes manos recorrerle el cuerpo, mientras gemía implorando por más. La estrechez de ella envolverlo mientras empujaba más hacia su interior. Refunfuñando, se levantó y salió de su habitación.
Al bajar las escaleras se encontró con ChoRong desayudando en la cocina. MungMung estaba acostado en una de las sillas, pero cuando JongDae pasó al lado de él se encogió y bajó de la silla para correr hacia la protección de su dueña. JongDae frunció el ceño.
— ¿Qué le pasa?
— Te tiene miedo. Después de la patada que le diste ayer, no creo que se te vuelva a acercar – JongDae se encogió, y de repente se sintió culpable. Caminó hacia MungMung pero mientras más se acercaba hacia él más se alejaba.
— Eh... – se aclaró la garganta. Odiaba pedir disculpas, aun así cuando se trataba de un estúpido perro – oye, perdón por patearte ayer, no estaba pensando bien...
— Tienes que llamarlo por su nombre – sonrió divertida.
— Bueno, MungMung... – antes de que pudiera terminar la frase MungMung salió corriendo de la cocina. No sabía por qué hasta que se dio cuenta de que se había expresado con un gruñido.
— Al menos lo intentaste – se río.
— No te rías. De verdad me siento mal.
— Bueno, nadie te manda a ser tan agresivo y tosco con él, solo dale tiempo – se levantó y acarició su mejilla. Escalofríos recorrieron a JongDae con ese simple tacto, e instintivamente, se alejó. ChoRong frunció el ceño – ¿Qué pasa?
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