Capítulo 10.2 (penúltimo)

306 18 4
                                    

A la mañana siguiente, ya pasaban de las diez cuando Adriel se había despertado, estirándose como un tigre.

-Joder… que sueño más fantástico…

Y tanto, había soñado con que su pitufina por fin era suya, durante toda la noche, durante varios deliciosos asaltos hasta que ella había caído rendida con las primeras claridades rosáceas del amanecer en el cielo. Sin embargo, al moverse para acomodarse un poco mejor sintió un cálido bulto a su lado y volvió el rostro, naciendo al momento una sonrisa en su rostro.

No, no había sido un sueño. Danny descansaba profundamente dormida a su lado, entre sus brazos, con aquel pelo con mechas turquesas que tanto le gustaba desparramado sobre la almohada y encogida en posición fetal. Adriel, simplemente para asegurarse, la destapó un poco y comprobó que su cremosa piel estaba al aire, totalmente desnuda, al igual que él. Su ropa estaba tirada de cualquier manera a los pies de la cama y las sábanas revueltas. Eso le hizo sonreír aún más y suspiró dejando caer la cabeza sobre la almohada.

Había sido increíble. Increíble y fantástico. Por fin, después de tantos meses había sido uno con la cazadora. Y no solo por un instinto sexual y físico como había sido al poco de conocerse, sino por algo mucho más importante y especial. Estaba seguro de que, de haber caído antes en sus brazos, su encuentro no habría sido ni la mitad de único que la noche anterior. Con una sonrisa en el rostro se acomodó a su lado, abrazándola y dándole besitos por los hombros y por el cuello, que tenía un bonito cardenal con forma de dientes producto de la noche anterior. Se había dejado llevar por la pasión y el frenesí que la muchacha le producía, pero ella había respondido perfectamente a sus necesidades, exigiendo que las suyas propias fueran satisfechas, cosa que él se esforzó por conseguir.

Los besos acabaron por despertar levemente a Danny, que emitió un quejido de disgusto e intentó quitarse de encima aquel molesto despertador que intentaba arrancarla de las garras de Morfeo cuando apenas había dormido.

-Mmm… Faith, déjame….- gruñó con voz ronca, lastimada por los gemidos de la noche anterior.

-De momento no soy pelirrojo, preciosa…

Danny gruñó y acabó por volverse un poco, restregándose los ojos y viendo a Adriel muy sonriente apoyar la cabeza en un brazo y mirarla, acariciándola con el que tenía libre.

-¿Bob?

-Vaya, muy loca te he debido de dejar anoche que ni siquiera sabes quien soy…-bromeó él.- Quizá debería devolverte la memoria…

Posó sus labios sobre los de la chica con ternura y ligereza, separándose después con un gruñido.

-Buenos días, Danny.

-¿Por qué me despiertas? Estoy muerta…

-Menudo halago…- rió él, robándole otro beso.- Vamos, no me dejes despierto mirándote…

-Pues duérmete.

-No puedo, no soy tan débil como tú pitufilla.

-Perdona?- la chica sacudió la cabeza, acomodándose contra él y mirándole adormilada pero con el ceño fruncido.- Yo no soy débil…

-Bueno, te he dejado sin energías, no tienes mi aguante…

-No tenías aguante cuando me dediqué a tu jilguero.

Él sonrió por aquella salida de la muchacha y gruñó rozando sus labios.

-Eso fue una sorpresa… y sí, lo admito, me dejó flojo…

-Uy, asi que ya sé donde esta tu punto debil, demoncito.

-Puedes pulsar mi botoncito de debilidad cuando quieras, nena -Adriel mordió los labios de la chica acercandola a su cuerpo. Esta mañana habia despertado muy energico y queria gastar energia con su pitufina. Sin embargo, la chica, tras aceptar ese beso, se levantó, quedandó su torso desnudo y, dentro de la cama, oteó el lugar, en busca de su ropa.

Supernatural: Entre cielo e infierno (Temp.1 Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora