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𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂𝒅𝒐𝒓
5 de agosto indicaba el calendario. Todos los estudiantes que asistirían al campamento de estudios ya tenían su maleta lista, o en su defecto, la estaban haciendo a última hora.
Algunos tuvieron que hacer su maleta un día antes de lo planeado, pues los maestros que organizaban el campamento avisaron que ahora el campamento duraría tres días y dos noches. Ya no sería del 7 al 8 de agosto, sino del 6 al 8.
Ima Davis estaba guardando en otra maleta los bocadillos que comería junto con sus amigos durante su gran aventura—O así les gustaba llamar al campamento a ellos—.
Revisó los mensajes que tenía para darse con la sorpresa de que tres personas distintas le habían dicho lo mismo.
≫ No olvides que sin el permiso no puedes ir al campamento.
≫ Sin el permiso no podrás ir al campamento, que no se te olvide. Yo no voy a estar para consolarte porque estaré en el campamento. ☝️
≫ Sé que olvidas las cosas muy a menudo, así que no olvides tu permiso.
Mikasa, Eren y Levi respectivamente, le habían escrito recordándole de llevar el permiso firmado por los padres para poder asistir.
Este permiso tenía que ser entregado a la maestra Hange durante esa semana, pero la castaño claro olvidó llevarlo el último día que tenían para entregarlo. Por suerte, la maestra le dijo que lo llevara al día siguiente—El día del campamento—, pero que esta vez no se le olvide, porque el permiso es vital.
Al día siguiente y muy temprano Ima se levantó, dio una ducha caliente y vistió. Por suerte, al ser un campamento de varios días, les permitieron usar otra ropa que no sea el uniforme.
Un castaño de ojos color esmeralda tocó el timbre de su segunda casa.
Como se levantó más temprano de lo normal, Ima tuvo la oportunidad de desayunar junto a sus padres, tomó su maleta y abrió la puerta.
—Buenos días, ¿vamos?—Dijo ella alegremente para dar un paso hacia afuera.
—¿Tienes tu permiso?—Ima dio media vuelta para regresar a su casa.
Ahora sí, con el permiso guardado ambos caminaron rumbo a su escuela.
Cuando llegaron a su vieron que algunos de sus amigos ya estaban ahí.
Tenían que esperar en el aula hasta que les avisaran que el bus ya había llegado.
Se sentaron en grupo a jugar hasta que entró la maestra Hange a avisarles que podían salir.
Se dirigieron al patio de la escuela para ver que habían dos buses muy grandes.
Para todos los grados habían dos salones, A y B. Así que de esa forma iban a estar separados los estudiantes.
Iban a ir a los distintos lugares los de penúltimo y último año A, y en otro los del B. De la misma forma en el bus.
El caótico grupo de amigos se sentó de la siguiente forma, Jean y Connie en unos asientos, Eren y Mikasa el los de atrás, y por último Ima y Armin detrás de ellos.
Cuando toda su clase ya estaba en el bus, los de último año A subieron también.
El bus arrancó. Muchos ya se habían puesto de pie para ir a visitar a sus amigos en otros asientos.
Ya había pasado un rato, pero aún no estaban ni a mitad de camino, pues el lugar en donde se iban a quedar quedaba en un distrito muy lejano.
La castaño claro no quería molestar a su mejor amigo y Mikasa, pero vio que el de ojos esmeralda había abierto un paquete de papas.
—¿Me das?—Preguntó cuando se puso de pie y acercó al asiento de Eren. Él le extendió la bolsa para que ella pudiera agarrar unas cuantas papas— Connie, ¿qué estás comiendo? Dame.—Ima se estiró más para poder extender el brazo y comer de lo que comía su amigo de largos cabellos.
—Ima, se viene un bache, deberías sentarte.—Armin un poco preocupado le advirtió.
—No pasará na...—Fue interrumpida por el gran movimiento que hizo el bus al pasar por el bache, haciendo que ella se golpeara con el techo del transporte.
Eren, Jean y Connie se burlaron de su compañera, Mikasa se rió un poco, y Armin solo soltó un Te lo dije.
Ima se sentó de nuevo, sobando su cabeza. Giró su vista para ver a los de atrás, para darse la sorpresa de que sus dos amigos mayores se encontraban atrás.
—¡Oh! Estaban aquí, ¿quieren?—Les ofreció de su bolsa de galletitas.
Levi estaba con los auriculares puestos y Farlan miraba su celular para cuando Ima volteó.
El que tenía el cabello del mismo color que la chica agarró unas cuantas galletas, mientras que el azabache se quitó un auricular de su oreja izquierda y solo tomó una.
—Siéntate bien antes de que te vuelas a golpear como antes.—Le dijo el azabache.
—Ay no, qué vergüenza, ¿me viste?—Le preguntó.
—Cómo no verte—Le respondió, a lo que ella bajó un poco las cejas al escuchar eso, ¿a qué se refería?. El pelinegro carraspeó la garganta—. Armaste todo un escándalo antes y después de golpearte la cabeza.
—Ah, vale—Ima soltó una pequeña risa avergonzada.
≪ Interpreté otra cosa. ≫ Pensó la de cabellos claros.
Ella se dio una vuelta, decidida a estar tranquila en su asiento.
Poco duró esa decisión, pues poco tiempo después se encontraba de pie en su asiento jugando con Connie, Jean y Eren a Adivina quién soy.
—Ima es una chica muy animada y divertida, ¿no lo crees?—Preguntó Farlan a su amigo pelinegro cuando se dio cuenta que él la estaba mirando de reojo.
—Sí, supongo.—Le respondió él con su natural indiferencia.
Como la chica de la que estaban hablando estaba hablando tan fuerte y se encontraba distraída como para escucharlos, Farlan habló.
—¿No crees que deberías decirle...?—No pudo terminar su pregunta, porque Levi puso su dedo índice en sus labios y soltó un pequeño Shhh con una cara que claramente decía Cállate— Vale, vale. Solo digo que no deberías perder tiempo. No falta mucho para que terminemos la escuela.
Este no respondió nada, solo se volvió a poner el auricular mientras que su amigo reía un poco porque pensaba que a veces Levi podía llegar a ser tímido.
Y tras una hora y media de viaje, los estudiantes por fin llegaron al lugar en donde dormirían.
Cuando bajaron todos, vieron formados en varias filas a los estudiantes de la escuela con la que pasarían dicha experiencia.
Los estudiantes de Stohess high school.
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𝐓𝐡𝐨𝐬𝐞 𝐞𝐲𝐞𝐬 ║ 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧
Romance・┈・┈・୨୧・┈・┈・ Volver a encontrar a aquel niño que conoció cuando tan solo era una niña fue una gran sorpresa, hablar con él y conocerlo de verdad cada vez se hacía más agradable. Aquellos ojos que transmitían frialdad, no eran un reflejo de su perso...