𝐓𝐡𝐨𝐬𝐞 𝐞𝐲𝐞𝐬 ║ 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

Capítulo 36

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—Toma.—Dijo extendiendo un paquete de galletas.

Mi mejor amigo y Mikasa se acercaron.

—Muchas gracias, querido amigo, pero me temo que te ganaron.—Respondí tomando el paquete.

—Y ya me imagino quién fue el ganador.—Habló un poco burlona mi amiga pelinegra.

—¿Cómo?—Preguntó Eren.

—Después de la clase de inglés, Ima se quedó en el salón, y vi a Levi entrar después de unos minutos, ninguno de los dos salió de ahí después de un rato,  quién sabe qué habrán hecho.

—¡Mikasa!—Alcé la voz avergonzada, sentía cómo empezaba a sonrojarme—No pasó nada, solo me compró algo de comer porque se dió cuenta que no había comido.

—¿Y qué comiste? ¿A él?—Esta vez fue el castaño el que habló burlón.

—¡Eren!—Tapé mi rostro.

—¿En serio no están saliendo?—Preguntó la pelinegra— Vi que se tomaron de la mano en clase.

—¿Están saliendo y no nos contaste?—Preguntó Eren.

—¡No!—Traté de calmarlos— No estamos saliendo, de verdad, y Mikasa, ¿me espías o cómo es que viste tanto hoy?

—Me preocupé por ti, y quería ver cómo estabas. Luego vi cómo tenías tu mano en la cara de Levi y luego él te la tomaba y la ponía debajo de la mesa.

—Ok, ya entendí.

—¿Segura que no están saliendo? Puede que sí lo estén y no lo sepas.

—Ya quisiera.—Dije en voz baja. 

Mikasa soltó una pequeña risa.

—La verdad es que se están tardando—Habló mi mejor amigo rascándose la cabeza—. Si los dos se gustan, ¿por qué le dan tantas vueltas al asunto?

—Si él no da el primer paso, ¿por qué no lo haces tú?—La azabache habló.

—Sí—Eren tomó su mano—, no todos son capaces de hacer una declaración tan increíble como yo.—Infló el pecho.

—Te recuerdo que tú tuviste la maravillosa ayuda de tu maravillosa mejor amiga.

El de ojos verdes solo volteó la cabeza haciendo un "Hm".

La campana sonó.

—Voy a ir al baño rápido.—Dije.

—Está bien, nosotros vamos yendo al salón, y piensa en lo que te dije.

Asentí y le sonreí.

Me lavé la cara y camino al salón de clases me puse a pensar.

¿Decirle lo que siento?

Es verdad que nos hemos vuelto cada vez más cercanos y él es atento.

¿Y si solo estoy confundiendo las cosas?

No Ima, no es momento de sacar conclusiones.

Y de repende una imagen apareció en mi cabeza.

Él y yo caminando por la calle.

Tomados de la mano.

Él sonriendo—aunque sea una o dos veces por semana—.

Sin darme cuenta, ya estaba en la puerta del salón, y el maestro de matemática estaba detrás mío, intentando entrar.