Capítulo 11

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Cuando los ensayos del día de hoy finalizaron, la maestro nos reunió pidiendo que formemos un círculo al rededor de ella.

—Muy bien chicos, lo hicieron genial, quiero ver más esfuerzo el día miércoles, pueden retirarse, Davis, Ackerman, ustedes quédense un rato—Todos los demás se fueron y Levi y yo nos quedamos con la maestra—. Quiero felicitarlos, cada vez estoy más segura que elegí a los mejores para hacer los papeles protagónicos, pero quiero ver más unión por parte suya. No quería decirle a todos esto porque se pondrán nerviosos, pero el dueño de la escuela, el señor Pixis, estará presente en el evento. Así que quiero una actuación impecable, si pueden ensayar fuera de la escuela, estaría totalmente agradecida con ustedes. Bien, ahora retírense que se les hace tarde.

Levi y yo nos despedimos de la maestra, cogimos nuestras cosas y salimos del campo.

—Yo voy a ir al baño.—Dijo el azabache.

—Está bien, adiós.—Le respondí y yo caminé hasta la salida.

El cielo estaba gris, sin embargo no llovía, genial, para el día que no se me olvida el paraguas, no llueve.

Caminé y reconocí la calle de la derecha, por aquí se va para ir a la casa de Levi. No sé si estuve pensando, que no me di cuenta que una persona me estaba hablando, era un hombre adulto, de una estatura promedio y aliento a tabaco.

—¿Disculpe? No lo escuché.

—Que si sabes cómo llegar a la parada de trenes.

—Creo que tiene que caminar por la calle que está a la izquierda e ir de frente, hasta que encuentre el cartel que lo guía hasta allá.

—¿No quisiera acompañarme? No conozco esta ciudad, y probablemente me pierda.

—Disculpe, no puedo, tengo que llegar a mi casa temprano, me están esperando.—Le mentí, obviamente nadie me esperaba, mis padres estaban trabajando, pero ese señor me estaba intimidando.

—Vamos, no seas tímida, ayúdame.—Dijo y después me agarró de la muñeca tratando de jalarme hacia la calle de la izquierda.

—Señor, en serio no puedo.—Dije con miedo intentando librarme de su agarre, pero era imposible, era muy fuerte.

—Vamos.—Me volvió a decir él.

—¡Oi!—Escuché una voz detrás de nosotros que estaba a una cierta distancia. 

Reconocería ese llamado en donde sea, y mi miedo disminuyó un poco.

—¿Qué quieres mocoso?—Él redujo la fuerza de su agarre, yo aproveché esto para librarme y caminar hacia atrás.

—¿Eres sordo o imbécil? Ella dijo que no.

—¿Y quién te crees tú?—Respondió el señor.

—Soy su novio—Dijo y después me llevó detrás de él—, así que déjala en paz.

Después de eso él tomó mi mano y me llevo hacia la calle de la derecha, la que llevaba a su departamento. Volvimos a girar en la otra calle y perdimos de vista al señor.

Mi corazón estaba latiendo a mil, supongo porque pasé un susto muy grande, o eso creo.

Él estaba más adelante que yo, pero aún sostenía mi mano. Él volteó la vista hacia atrás y miró al fondo, supongo que para fijarse si el señor seguía.

—¿Eso te pasa seguido?—Me preguntó.

—¿Qué cosa?

—Que se te acosen de esa forma.

𝐓𝐡𝐨𝐬𝐞 𝐞𝐲𝐞𝐬 ║ 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora