capítulo 7

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Me acuesto para descansar un poco, pero en vez de eso doy vueltas en la frazada y quedo como un gusanito. Nicole se despertó de la siesta y me tocó despacio el hombro para ver si estaba despierto.

—Vamos. ¡Es casi hora de cenar!

—Fua... —me obligué a levantarme y me restregué los ojos con las manos.

De camino al salón hablamos de los sueños raros que tiene Nicole, se ve que en el último un príncipe la rescató de caerse por un acantilado y después luchó contra zombies para poder llegar a su casa y proponerle matrimonio, pero lo raro es que los perros del chico tenían forma de gallina, y cuando Nicole le preguntó por qué, él le dijo que era porque pasaban mucho tiempo en el campo.

—¡Ey! —saluda Lorenzo.

—¿Qué onda rey? ¿Pudiste descansar algo?

—No realmente. Solo estaba encargándome de unas cosas.

—¿Cosas como qué? ¿Algo secreto o ilegal? Pude haberte ayudado. Tuviste que haberme dicho.

—Solo hacía una lista de cosas por hacer —me dijo, pero para mí era una lista de personas, así como de primero a último ah—. Eres más que bienvenido a ayudarme más tarde. Por ahora, ¡Comamos algo!

—No es mala idea, estoy cagado de hambre —pongo las bolitas de dulce de leche arriba de la mesa que los pibes armaron juntando los bancos para que entremos todos y me siento en una de las puntas.

—¿Un bollo de crema? —Eugene saca una de la bolsa y se empieza a quejar— ¿Sabes cuán rápido se descomponen estas? ¿Incluso en el frío? Creo que esto es lo que me dio dolor de estómago la última vez.

—No, no son bollos. Son bolitas de fraile.

—Solo cállate y come, hombre —Zion le hace una mueca a Eugene mientras mastica una tira de paleta cortada, de dónde sacaron fiambre en pleno apocalipsis?

¿Debería convidarle un poquito de mi parte al rubio? El Mati del pasado no lo hubiese hecho. El Mati de ahora.. tampoco, pero me cae bien el pibe y yo no soy alguien jodido.

—¿Querés cambiar conmigo? Tengo papitas de barbacoa —le ofrezco como el buen samaritano que juré ser—. Yo no tengo un estómago sensible como vos, así que no me va a caer mal la bolita esa rancia.

—Nah, eso no será necesario. Solo comeré lo mío —mE ACABA DE RECHAZAR UNAS PAPITAS—. No me gustan las papas de barbacoa de todos modos.

—¿Qué pasó con la generosidad y lo de compartir? Generosita estaría decepcionada.

—Pero este bollo de crema no va realmente con las papas de barbacoa. Ya sabes, los sabores realmente no van entre sí.

—Dios. Sos re complicado hermano.

—¿Qué? ¿Yo? —pregunta confundido— ¡No es así! Solo estaba tratando de ahorrarte molestias, sabes...

Caminé hasta él y le saqué la bolita de la mano, y la olí rápido.

—¡Oye!

—No está rancia, no huelo nada —la parto a la mitad y le doy una a Eugene.

—Supongo que realmente te gustan los bollos de crema. Pues, ¡de nada! —mete la mano en la bolsa de papitas y saca un puñado mientras sigue quejándose.

—¿Qué rayos? —dice Zion— ¿No se supone que le agradezcas? —Le grita a Eugene como si estuviera retando a la bendi.

Dejándolos de lado, sigo comiendo mis papitas tranquilo sentado sin molestar a nadie, después me comí la bolita y la verdad es que no es tan mala combinación. La hora de la cena la pasé mejor de lo que esperaba.

Si Mati fuese el protagonista de dangerous fellowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora