Charlie Weasley se apoyó en una de las cercas que delimitaba el espacio permitido para caminar para los humanos, más allá solo se encontraban los dragones y los cuidadores que fueran necesarios eventualmente. Él llevaba trabajando allí siete años y no podía imaginar una vida mejor que esa, lo único que le impedía ser totalmente feliz era no poder estar cerca de sus padres y hermanos, pero hasta eso estaba a punto de mejorar, ya que Londres iba a abrir una reserva a la que irían a parar como primer medida, los dragones liberados de Gringotts y la Ridgeback Noruego, mas conocido como Norberto, quien había mantenido el nombre a pesar de haber descubierto que en realidad era hembra.-
-Hola, guapo- dijo una voz cantarina a sus espaldas y él sonrió al reconocer la de su esposa Catalina Weasley, la hermosa rubia de ojos verde olivo que trabajaba como medimaga en el Santuario de Dragones.-
-Hola hermosa- respondió él volteado a verla - ¿Estas lista para tu nueva aventura?
-Estoy lista para lo que sea mientras sea contigo.- respondió ella poniéndose de puntillas para besarlo, él se relajó y apretó los brazos alrededor de la cintura de ella, al día siguiente ambos irían por traslador hasta la nueva reserva de la que Charlie había sido nombrado director y empezarían con los preparativos para el traslado de los dragones, entre las personas que trabajarían con ellos se encontraban Derek Duanet, un entusiasta y recién recibido dragonolista y Reena Walters, una de las más afamadas contribuyentes, una mujer despierta y decidida que se había convertido en una de las voluntarias que más había aprendido en el tiempo que llevaba trabajando con ellos y que también tenía un oculto amor por Charlie, amor que se había vuelto obsesión cuando lo vio volver de uno de sus días libres de la mano de la niña bonita, anunciando que se habían casado.-
La mudanza y el traslado de los dragones les llevó tres semanas, semanas en las que habían vivido en situaciones bastante precarias, ya que el refugio no contaba con las comodidades que tenían en Santuario, pero de todas maneras los cuatro trabajaron con ahínco, Charlie presentó a Catalina con su familia y casi inmediatamente su esposa se hizo amiga de la esposa de Bill, una atractiva metamorfomaga que también era medimaga, los días pasaban sin prisas, con cientos de actividades que llevar a cabo, trabajando mucho y sin pausa, su esposa lo secundaba en todo y ya casi había terminado de levantar el consultorio en los que trataría más que nada quemaduras de distintos tipos.
Una mañana se despertó y no la encontró en la cama, la buscó en la reserva y no la vio por ningún lado, ya estaba por mandarle un patronus cuando tropezó con Reena.
-¿Buscas a tu esposa?- preguntó la mujer sin levantar la vista de unos pergaminos que controlaba.-
-Si- admitió Charlie- ¿la has visto?
-La vi salir de la reserva con Derek temprano por la mañana- respondió ella mirando a Charlie con gesto preocupado- Nos conocemos desde hace mucho tiempo ¿Verdad, Charlie?
-Ya trabajabas en la reserva cuando yo llegue- admitió mirándola a los ojos.-
-Eso me da cierto derecho a decirte algunas cosas que nadie más va a decirte- la mujer suspiró profundo antes de seguir hablando- Tu mujer y Derek tienen una relación clandestina desde hace tiempo- soltó y Charlie empezó a ver rojo.-
-¿Cómo puedes decir una cosa así?- cuestionó tomándola del brazo y zarandeándola- es de mi esposa de la que hablas.-
-Lo sé, pero como bien dijiste te conozco desde hace años y creo que te mereces saber la verdad- replicó ella levantando la voz- hay un pensadero en la oficina, si gustas te muestro mis recuerdos ahora mismo- sin mediar más palabras, él la arrastró hacia la oficina en la que ella se extrajo los recuerdos para depositarlos en el pensadero, al sacar la cabeza de allí Charlie sintió como todo su mundo se derrumbaba a sus pies.-
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El polvo de hadas
FanfictionUn extraño virus azota al mundo. Un grupo de virologos lucha por detener el contagio. Los niños de una guardería son afectados y para sanarlos la llaman a ella, a la mujer que habia jurado jamás volver a Londres. Si no es suficiente con eso, la hija...