-¿Estas bien?- preguntó él después de un rato, ella asintió apretando los brazos alrededor de la cintura de él.-
-Nos habían dicho que esto iba a pasar- recordó ella suspirando, se sentía bien estar entre los brazos del hombre- ahora hay que pensar a futuro.-
-¿Qué piensas hacer?- preguntó él esperanzado.-
-Aceptar el puesto que me ofrecen en San Mungo- reveló ella alejándose un poco para ver a Charlie a los ojos- vender mi departamento y organizar nuestra llegada aquí.-
-¿Te mudarás a nuestra casa?
-¿Nuestra casa?- repitió ella haciendo un gesto divertido.-
-Eres mi esposa, así que esa es nuestra casa- repuso él sonriendo, ella se mudaría a Londres y eso lo ponía feliz.-
-En unos días volveré a Italia a finiquitar mis asuntos allá- apuntó ella suspirando- debo empezar con la poción de adopción mágica- Charlie sonrió ante esto, con delicadeza tomó la mano de su esposa y la beso.-
-No pusiste ningún pero a la adopción de Damira.-
-¿Por qué lo haría? Es tu hija y a no ser que te hayas arrepentido, será mía también muy pronto.-
-Nada me gustaría más – admitió Charlie, ambos estaban a mitad de la acera, así que decidieron continuar la marcha- Antes de volver a la casa me gustaría que hiciéramos algo.-
-¿Qué tienes en mente?- preguntó ella tomando la mano de Charlie.-
-Quiero que todos sepan que eres mi esposa- anunció él y ella frunció el ceño- me gustaría que usáramos anillos de bodas.-
-¿De verdad?- él ni siquiera había tocado el tema la vez anterior- Pero si eres un chico rudo, los chicos rudos no usan anillos de bodas.-
-Este chico rudo si lo hará- reveló Charlie- si estas de acuerdo.-
-¿Qué tienes en mente?- preguntó ella y él sonrió, apretando la mano de Catalina la guió hasta una joyería mágica, al entrar una empleada los atendió y se mostró encantada al escuchar el pedido de Charlie, su comisión sería grande si conseguía vender una joya costosa, antes de lo que pudieron pensar tenían un amplio abanico de posibilidades frente a ellos.-
-¿Ves algo que te guste?- preguntó el pelirrojo tomando un anillo de diamantes entre sus dedos- este se parece al de Sophie.-
-Se supone que el hombre elige el anillo de compromiso- recordó ella con una sonrisa, creía saber por cual se inclinaría él.-
-¿Usarás el que yo elija?- preguntó y ella rió.-
-Lo prometo- respondió solemne la chica, él tomó un anillo con un gran diamante central, engarzado en oro amarillo y con pequeños diamantes incrustados por toda la circunferencia, ella sonrió, era justo el que ella creyó que él tomaría. Charlie lo levantó, evaluándolo antes de entregárselo a la vendedora.-
-También nos llevaremos un par de alianzas- anunció y la sonrisa de la vendedora se amplió todavía más.-
-¿Algún estilo en especial?-preguntó la vendedora poniendo sobre el mostrador varios estilos.-
-Prefiero los clásicos- comentó él tomando una cajita con dos gruesos anillos lisos.-
-Tanto el anillo de compromiso como las alianzas tienen un hechizo simple- explicó la vendedora- se ajustarán al tamaño del dedo de sus dueños sin necesidad de que el joyero lo haga.-
-¿Te gustan?- preguntó él, ella asintió sintiendo mariposas en el estómago- nos las llevamos- anunció entregando la cajita a la vendedora, la chica estaba pletorita de felicidad, siempre sonriendo extendió el recibo que Charlie pagó al contado y sin rechistar, salieron del local y se dirigieron hasta el punto de aparición, el pelirrojo la abrazó y los hizo aparecer frente a su casa en los límites de la madriguera.-
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El polvo de hadas
FanfictionUn extraño virus azota al mundo. Un grupo de virologos lucha por detener el contagio. Los niños de una guardería son afectados y para sanarlos la llaman a ella, a la mujer que habia jurado jamás volver a Londres. Si no es suficiente con eso, la hija...