-Buenas tardes, Bruna- saludó a la elfina que había llegado a su encuentro.-
-Buenas tardes, ama Catalina- saludó la criatura arreglando los pliegues de su vestido nuevo- Bruna agradece el regalo que la señora le hizo a Bruna, me siento agradecida.-
-Habíamos quedado en que serías una elfina libre y que trabajarías conmigo si querías.-
-Y Bruna se encuentra muy feliz de trabajar con la señora, ama cuidar a los niños y usar ropa bonita.-
-Esas son buenas noticias por que te compré ropa para el viaje que quiero que empaques, por que irás con nosotros- la elfina agrandó los ojos, pletórica de alegría mientras a su ama traía una maleta con ruedas y se la entregaba- esta es para ti y quiero que la uses cada vez que vayamos a algún lado.-
-Gracias ama- respondió la criatura limpiando sus ojos- Bruna ya preparó la ropa de los niños y los ha preparado para salir cuando la ama lo decida.-
-Bien- respondió ella sonriendo, mientras controlaba su imagen en un espejo, se había puesto unos jeans azules elastizados, una camiseta de hombro caído color amarillo que le agregaba una especie de brillo a su piel y unas sandalias de tacón, la rubia se acercó al espejo para que su maquillaje estuviera impecable y sonrió. No había usado maquillaje desde que había empezado la pandemia hacía casi un año atrás, ahora que la cantidad de vacunas ya era la suficiente y varios países habían decretado su aplicación, todos los virólogos que habían empezado con esa lucha podían empezar a relajarse y bueno... con la relajación llegaba también el cuidado por uno mismo, para Catalina había vuelto el salón de belleza, para revivir a su cabello y el maquillaje. Después de controlar su brillo labial, tomo la manija de su maleta y caminó hacia el salón, primero cruzarían Bruna y Daniel, para después cruzar ella con Lucía, le habían permitido conectar su chimenea a la mansión Zabini y Malfoy, así que se ahorrarían los mareos del traslador.-
-Buenas tardes- dijo Catalina saliendo de la red con la pequeña tomada de la mano, Elizabeth Zabini la esperaba con una enorme sonrisa, sin esperar más se arrodillo y abrió los brazos a los que corrió una pequeña pelirroja.-
-Te extrañé tanto mi pequeña princesa- dijo la mujer morena abrazando a la niña con cariño.-
-Yo también, abuela Lizzi-respondió la niña colgándose del cuello de la mujer- mamá dice que vamos a quedarnos el fin de semana.-
-Eso supe y me hace muy feliz- admitió Elizabeth poniéndose de pie- Bienvenida, medimaga Ángel- saludó extendiendo una mano, la rubia lo tomó gustosa.-
-Por favor, llámeme Catalina- pidió ella con encanto- me alegro de poder conocerla al fin, antes no habíamos tenido tiempo.-
-Bueno, eso ya no importa- dijo acariciando el cabello pelirrojo de la niña, quien llevaba un regalo en las manos- afuera hay juegos y ya llegaron varios invitados.- la niña murmuró un "gracias abuela" antes de correr hacia el patio- salgamos, pero antes debo advertirte que mi hijo y mi nuera invitaron a varios de los que estaban con ellos en el hospital- Catalina sintió un escalofrío, sabía lo que eso significaba: Los Weasley podrían estar allí. Despacio y sintiendo un calor en la boca del estómago, ella se dirigió hacia el jardín, en los que pudo ver varios juegos esparcidos y una mujer que se encargaría de pintar las caritas de los niños, a la izquierda n grupo de pelirrojos se había congregado uniendo varias mesas.-
-Medimaga- saludó una rubia poniéndose de pie y agitando la mano, ella sonrió y fue a su encuentro.-
-Por favor llámenme Catalina – pidió aceptando el abrazo de Luna- es lindo verlos en un ambiente distinto al del hospital.-
-Es cierto- concedió Luna.-
-Mamm- Catalina escuchó la pequeña vocecita y volteó empezando a ponerse nerviosa, Charlie y Damira se encontraban parados tras ella, la niña le pasó los brazos y ella la cargó.-
-Bella Damira – dijo ella y la niña la abrazó rodeando el cuello de la mujer con sus bracitos.-
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El polvo de hadas
FanfictionUn extraño virus azota al mundo. Un grupo de virologos lucha por detener el contagio. Los niños de una guardería son afectados y para sanarlos la llaman a ella, a la mujer que habia jurado jamás volver a Londres. Si no es suficiente con eso, la hija...