La brujita tapita

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La medimaga Catalina volvió a San Mungo solo para enterarse de tres nuevos ingresos por el virus, ella sacudió la cabeza y corrió a ponerse a disposición del matrimonio Nott, quienes habían quedado a cargo de los nuevos casos, Amanda y Theo estaban cansados pero seguros en sus conocimientos, ellos estaban trabajando bien. El que sean adultos los afectados de alguna manera hacía las cosas más fáciles, casi todos los que se encontraban trabajando dentro del equipo de Catalina eran padres y era imposible no dejar que su corazón sufriera al ver a los niños en las cunas, los Nott no eran la excepción, con dos niños en casa a cargo de la abuela mientras ellos luchaban contra un virus para el que ya habían encontrado la cura, pero que algunos magos se negaban a tomar no era fácil para nadie. Pasada la medianoche, todos los nuevos pacientes ya habían sido evaluados y ya se trabajaba en las vacunas específicas para cada caso, así que Catalina se dedicó a hacer sus rondas, todos los niños dormían calentitos en sus cunas, con tranquilidad cerró la puerta de Clarisse, quien dormía abrazada por su mamá en el sillón modificado y caminó hacia la última habitación, en la puerta se paró y miró divertida el cuadro con el que se encontró; en la cuna se encontraba sentadita la bebé, jugando con su manta a taparse la carita, mientras su padre dormía en el sillón.-

-Vaya, pequeña Damira- dijo la rubia acercándose a la bebé, quien soltó la manta al verla y le pasó los brazos- ¿Te tocó cuidar a papi?- la bebé carcajeó y llevó la manito a la cara de Catalina, la medimaga sonrió, esa niña le tocaba el corazón.-

Charlie se removió en el sillón, empezando a despertar, una suave voz se filtraba en la nebulosa provocada por el sueño, se obligó a abrir los ojos solo para quedar maravillado con la imagen que se le presentó frente a los ojos. Catalina, su único amor, bailaba por la habitación, con Damira encajada en su cadera, mientras cantaba una canción infantil.-

-La brujita Tapita vivía en un tapón

Que no tenía puerta ni ventana ni balcón,

La brujita Tapita vivía en una Tapón

Con una escobita y un hermoso escobillón

La brujita hacía brujerías

Abracadabra, patas de cabra

Y push, y push, y push (Catalina agitó su varita y unas luces celestes brillaron haciendo reír con entusiasmo a la bebé

Un día la brujita
quería navegar,
y en un corcho redondo se lanzó al alta mar.
La brujita Tapita
también quiso volar,
y se subió a una flecha justito en la mitad.

Pero el corcho se hundió
y la flecha se rompió,
abracadabra, patas de cabra,
pum, pupum, pupum, pupum, pupum.

Un día la brujita
quiso desaparecer,
y mirándose al espejo dijo 1, 2 y 3.
Mas cuando abrió los ojos
no se vio, saben porqué,
porque despistada se miraba en la pared.

La brujita hacía brujerías,
abracadabra, patas de cabra,
pum, pupum, pupum, pupum, pupum.

Cuidado que Tapita
apurada se marchó
en su nuevo modelo de escoba super sport.
Pero la brujita
se ha olvidado que el motor
funciona con nafta, con abracadabras no.

La brujita hacía brujerías,
abracadabra, patas de cabra,
pum, pupum, pupum, pupum, pupum.
Pum!

La bebé la miró encantada mientras aplaudía todo lo que sus manos se lo permitían.-

-No sabía que cantabas canciones para niños- dijo Charlie y ellas se sobresaltaron.-

-Hay demasiadas cosa que no sabe sobre mí, señor Weasley- respondió ella, borrando la sonrisa de su rostro.

-Hubo un tiempo en que te conocía mucho- respondió él con tristeza y ella lo miró con algo del antiguo dolor reflejado en los ojos- ahora veo en un mismo día que cuantas cuentos y cantas canciones infantiles.-

-La realidad es que usted nunca llegó a conocerme verdaderamente- sentenció ella tomando una mamadera de la mesita- si lo hubiera hecho, nunca hubiera creído lo que le dijeron de mí.-

-Y nunca voy a cansarme de arrepentirme por eso- ella no respondió a eso, se sentó en una silla y acomodó a la niña y le dio el biberón, Damira chupó gustosa.-

-Somos los resultados de las decisiones que tomamos- dijo ella, volviendo a hablar después de un rato- Usted siguió con su vida y yo también, esta bebé es la prueba de eso. – ella suspiró mientras miraba a Damira- Vi en el registro que es hija de Reena. Lamenté mucho saber que había fallecido.-

-Ella se lo buscó – dijo Charlie y Catalina lo miró sin decir nada- no quería a Damira, intentó abortarla de muchas formas, de alguna manera mi niña se aferró a la vida. En el octavo mes se subió a un nido de dragón y cayo- Catalina sintió como los ojos se le llenaban de lágrimas, él se puso de pié y caminó por la habitación- Podría decirse que Damira fue un accidente.-

-Ningún niño es un accidente, Señor Weasley- dijo ella viendo como la bebita empezaba a quedarse dormida- son un milagro y una gran responsabilidad, pero jamás un accidente- Charlie se giró y la miró, la belleza de esa mujer, a esa hora de la madrugada, sentada en una silla con su hija en brazos le quitó el aliento- Si hiciéramos caso a su comentario ¿Cómo sería un accidente? ¿Usted estaba desnudo, boca arriba y Reena tropezó y cayó sobre su pene?- Charlie la miró sorprendido y lanzó una carcajada.-

-¿También dices groserías?

-Si- dijo ella sonriendo- canto canciones infantiles y digo groserías, soy un combo completo- ambos rieron por un rato, como hacía años no hacían.-

-Quise contactarte después del juicio- dijo Charlie con voz grave, después de un rato- pedirte perdón por todo lo que te hice, por todo lo que te hice pasar.-

-¿Por qué no lo hiciste?- preguntó ella con sorna- Aaaah si- respondió ella – las palabras restricción perimetral me vinieron casualmente a la memoria- ella hizo una mueca, eso era algo que todavía le dolía mucho- ¿Por qué hiciste eso?- preguntó con los ojos cargados de reproches- ¿Qué pensaste que te haría? ¿Pensaste que te seguiría por todos lados? ¿Qué intentaría secuestrarte? No volviste a verme desde que me echaste del santuario, no te dí ninguna razón para que pensaras que podría acosarte.-

-Lo sé, Catalina- dijo él intentando acercarse a ella- estaba herido y quería herirte. Me porté como un poco hombre contigo y se que no me merezco nada de ti, pero de todas formas aquí estas, dándole amor a la hija de las personas que arruinaron tu vida.-

-Damira no tiene culpa de nada- sentenció ella poniéndose de pie para acostar a la bebé- Si tu intención fue herirme, quiero que sepas que lo lograste- dijo ella arropando a la pequeña niña- pero también quiero que sepas que cuando me fui de Londres tomé la decisión de dejar todo atrás.-

-De seguro debes odiarme- dijo él en voz baja.-

-No- respondió ella volviéndose a mirarlo a los ojos, Charlie le retuvo la mirada- ¿Cómo podría odiarte, después de haberte amado tanto?- siguiendo un impulso, levantó la mano y la acercó a la mejilla del dragonologista, él se sorprendió pero aceptó el contacto, cerrando los ojos. Con un movimiento rápido, Charlie atrapó a Catalina en un abrazo, ella jadeó sorprendida pero no intentó alejarse, al contrario, se permitió apoyar la mejilla en el pecho del hombre durante unos segundos.-

-Catalina, se que no me merezco nada, pero si me dieras una oportunidad...

-No- respondió ella tajante, separándose de sus brazos- Cuando el último niño sea dado de alta, volveré a Italia, tengo una vida allá, una seguridad, me costó mucho alcanzarla y no voy a arriesgarla- ella se alejó de Charlie dejándolo con un sentimiento de vacío- lo siento, Señor Weasley- sin decir más ella salió de la habitación, el resto de los días, solo se acercaba a la habitación si era extremadamente necesario, pasaba tiempo con la niña y se dirigía a Charlie con un tono profesional, hablando solo de los avances de la niña. 

El polvo de hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora