cap 3

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Hoy era un día después, día domingo, daban las dos de la tarde y Richie estaba sentado en el sofá de su sala, con el teléfono en su regazo, mirando el papel donde estaba escrito el número de la casa de Eddie.
A estado así durante diez minutos completos al menos, pensando en si llamar o no…
Pero no perdía nada, el silencio que habían el casa era horrible, era asquerosamente pacifico y el odiaba eso.
¿Pero que le diría? Podría invitarlo a comer, pero tenía miedo de que lo rechazara. Podría decirle que si quiere que vaya a su casa, pero en dado caso, el no hubiera llamado sino que Eddie pidiendo que fuera, entonces esa no era una opción. Podría decirle que salieran a algún maldito parque, pero hacía mucho  frío. 

¿Estonces que mierda debía decir?

Pff, lo que fuera, cualquier tontería que saliera de su boca estaría bien, suponía.

Marcó los números, sus manos sudaban, pero no temblaban, el realmente se aterraba de que lo llegaran a hacer porque significaba un ataque de ansiedad y no quería que eso pasara.

Primer tono…

Segundo tono.

Y tercero.

El cuarto se escuchó tan solo la mitad cuando escuchó que contestaron al otro lado. Había silencio.

—¿Hola?— después de al menos diez segundos habló por fin esa voz delgada.

Richie no podía estar más encantado de la voz de ese chico.

Se recostó de golpe en el sofá subiendo los pies. Parecía alguien desmayado con los ojos abiertos mirando al techo. Obviamente estaba consciente, al igual que estaba consiente de la gran sonrisa que tenía en su cara.

Se sintió tan bien en tan solo un segundo.

—¿Eddie?—

—¿Richie?— y no era sorpresa, bueno si, aunque el había esperado aquel llamado, no era algo de ocultar que Eddie ansiaba que eso pasara.

Y ahora estaba pasando.

—Si, soy yo— dijo sin tartamudear

—También soy yo— ambos rieron, la carcajada de los dos se escuchó a través de la línea, jamás habían dicho algo tan ridículo y divertido.

—Llamaba para…— ¿Para que? Su mente ahora estaba en blanco y tenía miedo de que su boca soltara algo estúpido —para saludar, ¿Que tal estás?—

¡No! El no llamaba para saludar, el llamaba para pasar el día juntos, para pasar la vida juntos, adoptar a tres hijos y un perro y que después pelearán por quienes quería más ese animal ¿A Eddie o a Richie?. De acuerdo, no, eso fue demasiado lejos aunque si planeaba que algún día eso pasara.

—Oh, yo estoy bien. ¿Que tal tu?—

—Bueno, estaba aburrido y te quería invitar a mi casa—

—¿Me llamaste porque estabas aburrido?—

—No, realmente no quise decir eso, yo…
¿Quieres venir?— tal vez la forma en la que hablaba no era la correcta

—Era una broma—  Hey, el de las sobrinas era Richie
—Claro que quiero ir ¿Esta bien en media hora?— aunque no lo viera, sabía que Eddie se había reído

La sonrisa que hace un momento se había borrado del rostro de Richie, había vuelto sintiendo cómo las comisuras de sus labios se estiraban. Sonreía tanto que hasta dolía.

—Perfecto- quiero decir, si, claro, si tú quieres en media hora está bien—

—De a cuerdo… te veo en un rato—

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