Capítulo 12: Demanda |Parte 2|
La pelinegra miró a la mujer que tenía enfrente buscando algún rastro de broma, pero no fue así.
Tzuyu pedía los bienes.
La pelinegra suspiró.
—¿Qué procede?
Eunha estaba intimidada, como negarlo, sólo que se esforzaba en disimularlo.
—Contestarle— dijo ella sin titubear—. Debemos contestar la demanda y proceder con el juicio. Este último se aproxima cada vez más.
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Sonreía cínicamente, su plan estaba yendo a la perfección y no planeaba estropearlo.
—Por un demonio, Mark —gruño borrando aquella sonrisa— ¡Necesito la jodida respuesta ahora!
El hombre ni se inmutó al oír gritar a la mujer.
—Calma, Tzuyu... Esto lleva tiempo, necesitas mantener la...
—¡No!— gritó alterada—. ¡Necesito tenerla comiendo de la palma de mi mano ahora! ¡Y esa chiquilla forma parte de mis planes!
—Tzuyu...— dijo el hombre de cabello negro en un tono lastimero— es solo una niña...
—¡ES UN MALDITO ESTORBO!— siguió gritando— ¡SI LAS COSAS NO SALEN COMO LAS PLANEE, TU Y ELLA VAN A PAGARLO! ¡¿ENTENDISTE?!
El hombre suspiró rendido.
—Como digas.
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Aún seguía aturdida por la noticia. Le costaba creer que la mujer a la que alguna vez quiso quería hacerle la vida miserable.
Sabía que el juicio estaba próximo y no tenía idea de que decir. También sabía que Eunha era la que iba a hablar durante todo el juicio pero eso no quitaba el hecho de que iba a ser llamada para declarar.
—Vaya— dijo hastiada—. Esto es una mierda.
Y no se equivocaba, desde la boda de Yerin se sentía muy hostigada por todo aquel que osara a acercarsele.
“Efectos colaterales” se repetía a si misma.
No entendía bien porque escogió a Tzuyu antes de a Eunha. Ella estaba segura de estar enamorada de Eunha, pero sus estúpidas hormonas adolescentes actuaron por si solas.
No entendía porque Eunha tenía una hija pero no tenía Pareja. ¿Quién a parte de ella había desaprovechado la oportunidad de estar con aquella mujer tan buena?
Decidió ir a tomar un café para refrescar sus mediocres pensamientos.
Tomó su auto y se dirigió a la cafetería mas cercana, conocida especialmente por sus ricos postres, variedad de cafés y, sobre todo por sus carísimos platillos.
Dirigió su mirada hasta el fondo de el local y para su sorpresa pudo visualizar a su hermana y su prometida.
—Calma, Umji.
—¡¿Como éstas tan tranquila?!— preguntó alarmada—, la boda se aproxima y no he preparado nada.
Sowon rió.
—No necesitas estar preparada. Para mi ya eres hermosa.
La chica castaña se sonrojo furiosamente.
—Esten melosas en otra
ocasión— la menor de las Choi interrumpió el momento.—Callate, estúpida— habló la mayor con las mejillas levemente sonrojadas.
—Y-Yuju que haces aqui...— tartamudeó la castaña.
—Lo que todo mundo viene a hacer en un restaurante —se sentó junto a su hermana mientras empezaban a hablar de temas triviales.
—Voy al sanitario— habló Yuju mientras se levantaba de su asiento.
Umji esperó hasta que Yuju desapareciera por el pasillo para hablarle a su prometida.
—Amor, ¿crees que que Yuju ya se haya enterado de Yuri?
—No lo creo, bebé. Es mejor así, no se que haría Eunha si Yuju se enterara de...
—¿De que no me puedo enterar, Sowon?— interrumpió la pelinegra.
Umji tenía una expresión de horror en el rostro.
—No de nada Yuju...
—Vamos, Sowon. Habla—Dijo la menor de las Choi de manera fría.
—Es mejor que Eunha te lo diga. No nos toca decírtelo; es algo que solo te lo puede decir ella— dijo la azabache.
La pareja dejó el dinero en la mesa, mientras se iban, Umji le daba una mirada culposa a Yuju y ésta última se quedaba parada a medio pasillo.
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Eunha tenía un mal presentimiento, tanto que estuvo a punto de decirle a su hija que ese día no iría al colegio.
Al dejarla, un auto último modelo se estacionó enfrente de ella, bajando del lugar piloto una pelinegra de ojos azules que se parecía a Yuna.
No, no se parecía a Yuna.
Era Yuna.
El aspecto rebelde de la mujer atrajo varias miradas lujuriosas de las personas que se encontraban ahí, pero la atención de Yuju solo se centraba en aquella rubia de baja estatura.
—Jung Eunbi...— habló de forma fría y seria—. Necesito hablar contigo.
Eunha sintió un miedo terrible, tanto que casi se largaba a llorar. Pero debía mostrarse fuerte.
"Ya se enteró. Preparate mentalmente que tendrás que dar un largo discurso" le repetía su consciencia.
—¿De que se trata?— preguntó — puedes decirlo aquí.
—No puedo—dijo segura—. Tiene que ser en privado.
Captó el arma de dos filos con lo que había caído su último comentario cuando Eunha la miró de forma acusadora.
—O en una cafetería cercana — volvió a hablar.
Las respuestas a todas
sus interrogantes se pueden hallar en una sola mirada, desafortunadamente aun son poco maduras paradarse cuenta de ello
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¿Aun Sientes Algo Por Mi? (Yujuna G!P)
Fanfiction- Adiós Corea murmuro una chica de cabello obscuro Se subió al avión. Su lado era la ventana, observo tristemente a la tierra, mientras el avión despegaba. Mentalmente se despidió de su país natal. Quizás no lo volvería a pisar nunca, pero si eso ha...