Hamburguesas 🍔

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Amo el sonido ambiente de las cocinas cuando están viviendo su máximo momento de acción. Es la una y media del mediodía y la sala ya tiene aforo completo, como casi todos los días. Los pedidos comienzan a entrar sin parar en la cocina. Siempre hay un momento así en todos los servicios, parece que todos llegan a comer a la vez y piden sus comandas a la vez, generando un tapón de pedidos a la cocina que inyecta presión a los trabajadores del lugar. Y en este mismo instante, estamos en ese momento. Y me encanta. 

Me encanta oír como las comandas salen a gritos de la boca de los camareros (bueno, camarero en este caso). Me encanta como el equipo grita "oído" al unísono cuando el camarero termina de cantar. Me encanta ver las pequeñas notas con los listados de mi comida agolpadas en la pizarra de comandas. Porque todo esto significa trabajo, significa cocinar, significa mi vida. Es rock and roll para mi sentidos. 

- Mesa cinco: empanadillas de la casa, sashimi de atún con especias y carpaccio de ternera con parmesano a las tres pimientas para compartir. De principal, bacalao a bras y cordero al horno con patatas trufadas - recita en voz alta Roi para que todos le oigamos antes de colgar la siguiente comanda en el tablero. 

- ¡Oído! - gritamos al unísono Jay, Jenni y yo. 

Me doy cuenta que el novato no ha contestado al cante de comanda de Roi, es el único ser viviente en silencio dentro de esta cocina ¿debería contestar? En realidad solo está fregando platos, no es que deba enterarse de los platos que se suman a la cola de producción. 

Le observo de reojo a la vez que comienzo a preparar los principales de la mesa cuatro. Lleva buen ritmo, y no ha aflojado desde que se puso el delantal. De momento no hemos sufrido escasez de vajilla de entrantes , que son los que más faltan debido a su extrema fragilidad y a su uso: son los platos que los comensales comparten, se pasan entre sí... corren más riesgo de caer, y caen. Tenemos pocos, pero hoy están siendo suficientes gracias a sus manos ágiles.

Además, todavía no ha roto nada, por lo que cubre completamente mis expectativas. 

No le he oído decir nada desde que le dejé fregando cuando llegó, así que decido ser un buen jefe que se preocupa por sus empleados y le grito animadamente desde mi puesto de cocina: 

- ¡Ey, Park! ¿Cómo vas? ¿Se te acumula la faena? - le digo en tono jocoso, observando como sus mejillas continúan tanto o más rosadas que cuando llegó, fruto del esfuerzo y el calor que desprende el agua caliente con la que consigue quitar la grasa de los platos. 

- No jefe, estoy bien - contesta girándose hacia mí un momento y sonriéndome con esa peculiar sonrisa de ojos achicados. Le sonrío de vuelta sin que le dé tiempo a verlo, porque al instante, vuelve a su trabajo. 

 Y me molesta ligeramente. Yo tratando de ser amable con el nuevo, y el nuevo no recibe mi amabilidad porque está demasiado ocupado trabajando. Esta juventud es extremadamente dedicada. Incluso los que solo friegan platos. Me enorgullece tenerlo en mi equipo, que se tome en serio una tarea pequeña como es lavar la vajilla, una tarea que nada tiene que ver con su preparación, pero que es tan honrosa como cualquier otra. Creo que he tomado una buena decisión. 

El turno va pasando sin más complicaciones. En cuanto tenemos los entrantes servidos, la cocina entra en una especie de ritmo de meseta, porque ya hemos superado el pico de actividad. Los entrantes son más variados, más complejos y se acumulan todos de vez. Cuando los comensales comienzan a comer, cada uno tiene un ritmo diferente, y los platos principales los podemos elaborar de forma más escalonada, a demanda de cada mesa. Es una parte más tranquila del servicio. 

Aprovecho que el trabajo está prácticamente terminado para acercarme al nuevo, que lleva un rato asomado en uno de los refrigeradores. Observo la pica, que comienza a acumular algunas salseras, cuenquitos, platos de pan, vasos de cóctel... utensilios que no encajan óptimamente en el lavavajillas. Pero no está muy lleno, está tan controlado como el resto de tareas de la cocina. Pero, ¿Qué hace el muchacho en los refrigeradores?

SABOR - 맛이 나다   **Jikook / Taejin / Kookmin / Jintae Fiction**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora