Capítulo 20 - Make me Calm in the Soul and Crazy in The Flesh.

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Hola fandom!

Después de mucho tiempo vengo con un nuevo capítulo de Bad Habits. Sé que dije que sería el último pero ya no estoy tan segura porque le tengo mucho amor a esta historia. Quizás sea el próximo porque ya cuando lean este capítulo entenderán que podría ser el final de la historia pero la realidad es que tengo que pensarlo.

Por ahora espero que disfruten este capítulo y si es así me dejen algún comentario. 

Siempre es un placer leerlos ✍🏻🙏🏻🧡

No es un capítulo para leer en público, es bastante 🔞🔥

Así que, el que se atreva, jajaja Enjoy the ride! 💥

~

Sergio observó por la ventana, el sol ya no golpeaba contra el vidrio y el cielo comenzaba a teñirse de azules y grises. Estaba anocheciendo con la misma rapidez con la que ella se estaba acomodando en él como si fuera la cama más soñada.

Desvió la mirada sobre su hombro izquierdo y sonrió. Aun cuando viajara completamente tieso sin poder moverse, nada podía hacerlo tan feliz como verla así tan relajada sobre su cuerpo.

- Muy cómoda ¿no? Apoyada en mi hombro mientras te leo y además con la mejor vista porque escogiste el lado de la ventana – dijo observándola mientras sentía el suave perfume de su cabello sobre los labios.

Raquel levantó la cabeza, mordió su barbilla y sonrió.

- Si así fuera te estaría viendo todo el tiempo a ti – lo besó en los labios y se abrazó a él flexionando una de las piernas sobre su regazo – Y ahora sí, ahora sí estoy cómoda – dijo sonriendo sobre su pecho.

- Está oscureciendo, o dejo de leerte o encendemos esta lucecita aquí arriba.

- Mmmm, no. Aunque me fascina escucharte y amo que me leas, sigamos la clase de literatura más tarde ¿sí... Profesor? Todavía nos quedan dos horitas – dijo Raquel mientras plantaba un beso en su pecho y acariciaba la palma de una de sus manos con las uñas.

Todavía no se acostumbraba a que le dijera Profesor ahora que eran pareja pero siempre se derretía un poco más cada vez que escuchaba esa palabra saliendo de su boca.

- ¿Cuándo vas a decirme la razón por la que estamos yendo a Oporto?

Raquel soltó una suave risa.

- Ya te estabas tardando, me preguntaba cuándo comenzarían las preguntas. Odias no hacer tú los planes ¿verdad? – acarició una de sus mejillas - Pues, la sorpresa de la que te hablé está allí, no voy a decirte nada más así que tendrás que confiar en mí.

Sus dedos comenzaron a jugar entre sí acariciándose mientras ellos se mantenían silencio tan solo sintiéndose.

- Me encantan tus manos – dijo Raquel – porque son masculinas pero delicadas. Me encanta sentirlas.

- Pues, a mí me fascinas toda tú – dijo él plantando un beso en su frente.

- En serio, Sergio. Tienes unas manos hermosas y ¿sabes cuándo más me gustan? Cuando pasas la página de un libro y deslizas la mano hasta el final antes de comenzar a leer y lo haces lentamente, con delicadeza como si estuvieras pidiéndole permiso para tocarla – dijo ella delineando la palma de su mano con las yemas de los dedos como si fuera un suave papel.

Sergio ajustó sus gafas con el pulgar y el dedo índice y bajó la vista, sonriendo.

- ¿En serio hago eso? - preguntó algo sorprendido.

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